- septiembre 3, 2013
El resultado de una encuesta entre mujeres de 20 países coloca a los hombres profesionales de la cocina como los mejores amantes.
Pero quietas chicas porque esto hay que saborearlo con calma. Según la encuesta realizada por la empresa One Poll entre más de 15.000 mujeres de 20 países, que además suelen viajar a menudo, resulta que la mayoría de ellas considera a los cocineros como los mejores amantes, y esto ¿por qué? Por su creatividad y porque tienen bien desarrollada la segunda arma sexual ¡la lengua!
La lengua, es un placer en el olvido para muchos hombres que sólo se dedican a los versos y que consideran a las zonas genitales como únicas armas sexuales, relegando a la lengua a un segundo nivel, obviando el sin fin de sensaciones que llega a provocar.
Los mejores cocineros del mundo saben que existe una conexión especial entre comer y hacer el amor. Todo aquello que agrada al cuerpo predispone al goce, y qué mejor que una buena mesa para incitar al placer.
Pero no se trata de recurrir a recetas afrodisíacas, de dudosa eficacia, sino de cocinar y de comer pensando en el placer, de sentirlo y de transmitirlo.
Carmen Freixa, autora de Abre la boca, las mejores recetas sexuales para gourmets, (Ed. Temas de hoy) aconseja a los amantes utilizar el propio cuerpo para probar toda clase de delicatessen: sobre el pecho, en el ombligo, en la boca, sobre las piernas… y en otras zonas más íntimas. Uno de los mejores cocineros del mundo, Ferrán Adriá, afirma que usar un cubito de hielo para besar la boca o el sexo de nuestra pareja es un cóctel maravilloso. Este chef de fama mundial afirma también que los placeres de la mesa y de la cama están íntimamente unidos. Esto es lo que propone a los hombres: que seduzcas con la comida en la mesa y luego te la lleves a la cama para encender, materializar y alargar la relación sexual. Trata a los alimentos y al cuerpo de tu amante de forma exquisita, con delicadeza y sensualidad.
Recuerden chicas, comiendo se despiertan los instintos más básicos, así que una buena cena puede ser el mejor preludio a una noche de amor.