- febrero 25, 2020
El Pilates no es un método de ejercicios nuevo, pero los últimos años ha cobrado más popularidad en nuestro país. Sin embargo, uno de los aspectos interesantes de esta disciplina ─y del que pocas veces se habla─ es de su beneficio para las mujeres embarazadas. En esta nota, Adriana Yampey, nos cuenta cuáles son los beneficios del Pilates para las futuras mamás. Como plus, te sugerimos que tomes clases con tu bebé, ¡enterate por qué!
Antes de optar por el Pilates como la rutina de ejercicios preparto, es importante contar con una completa evaluación médica y con el visto bueno del ginecólogo de cabecera. Los ejercicios comenzarán durante el segundo trimestre del embarazo ya que en ese momento, el abdomen empieza a crecer y las articulaciones están mucho más flexibles.
Es importante destacar que existen rutinas de Pilates creadas especialmente para mujeres embarazadas, gracias a las cuales se elimina por completo el peligro de hacer ejercicios que podrían dañar al bebé. “Los movimientos son suaves y especialmente acondicionados para el embarazo”, nos explica la Lic. Adriana Yampey, nutricionista e instructora de Pilates con especialización en embarazo y posparto.
“En la práctica del Pilates se unen fuerza, flexibilidad, respiración y relajación. Los ejercicios se realizan en el piso o en máquinas, dándole mayor énfasis al transverso del abdomen y al suelo pélvico, lo que ayuda a que las embarazadas se fortalezcan”, nos cuenta la instructora.
Los beneficios
Uno de los principales beneficios que reporta la práctica de Pilates durante el embarazo es el del control del peso. Es sabido que de repente resulta complicado controlar los kilos que se suman de a dos a medida que pasan los meses de gestación. Esta práctica puede fácilmente ayudar a controlar el peso, a la vez que reduce el riesgo de padecer diabetes gestacional e hipertensión.
Las rutinas mejoran la conciencia corporal, al promover una buena postura durante y después del embarazo, ya que “durante el embarazo la postura se ve alterada por el cambio del centro de gravedad y es importante el alineamiento corporal para que las presiones no recaigan sobre el suelo pélvico y lo debiliten”, explica Adriana.
Gracias a esta rutina, se logra mejorar la estabilidad lumbopélvica, la cual disminuye el riesgo de patologías secundarias del embarazo. Entre estas patologías se encuentran las lumbalgias, que se producen por el aumento de la curvatura lumbar, y las ciatalgias (o dolor sacro ilíaco) a causa del efecto producido por la hormona relaxina.
También la circulación sanguínea se ve beneficiada por esa actividad, ya que estimula el trabajo cardiovascular. “Trabaja la expansión torácica para así aumentar la capacidad respiratoria que se ve reducida por el volumen fetal. Al trabajar la respiración la madre consigue relajarse con mayor facilidad e incluso conciliar el sueño con mayor facilidad”, comenta.
Debido al fortalecimiento del suelo pélvico y al nivel de relajación alcanzado por la mujer, es posible conseguir un parto natural de menor duración y dolor, ya que ella ha preparado su cuerpo para recibir la tensión de dar a luz. “Prepara físicamente el cuerpo para el parto y posparto, ayudando a mejorar la fuerza expulsiva durante el parto”, dice la Lic. Yampey.
Otros beneficios incluyen la posibilidad de mantener las funciones abdominales, prevenir la diástasis y preparar físicamente al cuerpo para el periodo posparto. “La práctica de Pilates ayuda a preparar la parte superior del cuerpo, los miembros superiores y cervicales, para las demandas de cuidado del recién nacido, como lactancia, cambio de pañales o transportar al bebé”, comenta la instructora.
Además, preparar la parte inferior del cuerpo (el suelo pélvico) para el aumento de peso del abdomen previene las disfunciones uroginecológicas, como la pérdida de orina. Estos ejercicios aumentarán progresivamente el estado de ánimo y energía de la mujer embarazada, reduciendo el cansancio típico de ese periodo de la vida femenina.