- mayo 26, 2014
Con el desafío de dotar a las máquinas de capacidades cognitivas más allá del reconocimiento del lenguaje natural, un reto conseguido, los investigadores trabajan ya con tecnologías capaces de debatir por sí mismas, con habilidades para crear argumentos con los que justificar sus afirmaciones.
Actualmente, los ordenadores tienen ya grandes capacidades en reconocimiento del lenguaje, incluso en la interpretación de matices lingüísticos como figuras retóricas o irónicas, y lo que se pretende ahora es dotar a las máquinas de aptitudes más ambiciosas como protagonizar debates «altamente intelectuales» con las personas.
Así lo ha explicado en una entrevista con Efefuturo el investigador y director de sistemas simbióticos cognitivos de IBM, Darío Gil, quien ha avanzado que actualmente su empresa «trabaja en un prototipo de tecnología denominada ‘the debater’, capaz de construir argumentos en favor y en contra sobre aquellas cuestiones que se le formulen».
«Veremos en el futuro un tipo de conversación más sofisticada de los humanos con las máquinas, a medida que avancen las capacidades cognitivas de la tecnología», ha añadido.
Se pretende que los sistemas entiendan mensajes de forma personalizada en cada contexto, y utilicen un lenguaje adaptado a cada situación, con máquinas que podrían trabajar como asistentes personales, asistentes de salud, compañía para las personas mayores, asesores de inversión, tutores.
Los retos en reconocimiento del lenguaje pasan por lograr que las máquinas resuelvan los problemas de interpretación que acarrean contextos complejos como las conversaciones en salas de reuniones, las charlas informales, diálogos con ruidos altos de fondo o micrófonos con problemas de sonido o lejanos.
En el ámbito de la computación cognitiva, la tecnología «estrella» de IBM es el superordenador Watson, que se hizo famoso hace unos años en Estados Unidos tras derrotar a los campeones del popular concurso televisivo Jeopardy.
Ahora, ha añadido, «estamos trabajando con médicos para que Watson aprenda el lenguaje de la medicina; a cambio, les podrá enseñar a estos profesionales diferentes opciones de tratamientos».
Este superordenador también está aprendiendo el lenguaje financiero, y a los científicos puede ayudarles a encontrar «patrones escondidos» bajo las ingentes cantidades de información que manejan en sus investigaciones.
Hasta ahora, ha explicado, lo habitual ha sido que las personas se adapten a las máquinas, pero en el caso de Watson lo que ocurre es lo contrario: la tecnología es capaz de interaccionar con los humanos de forma parecida a como lo hacen las personas.
Este ordenador lee y entiende el lenguaje natural de las personas, «con su riqueza de matices y giros lingüísticos», y es capaz de responder a preguntas complejas en pocos segundos gracias a una gran capacidad para analizar ingentes cantidades de información.
Ante una pregunta, formula distintas hipótesis y escoge la respuesta que más confianza le genera, y además expone su razonamiento al mostrar los pasos que ha dado para llegar a esa respuesta de forma clara y sencilla.
Además, aprende de sus experiencias, de cada interacción, y cada vez es más inteligente; además de aprender, es capaz de enseñar.
En su opinión, si las personas complementan su capacidad de razonar y pensar con tecnologías como Watson, trabajando conjuntamente con ellas, podrán mejorar su capacidad de tomar decisiones.
La manera en la que las personas interaccionan con los ordenadores ha evolucionado muchísimo desde la época de las tarjetas perforadas, «pero esto dejará de ser así».
En esta nueva era informática, las personas se relacionarán con los ordenadores de forma mucho más natural; de las tradicionales teclas del ordenador o el ratón, se pasará a un mundo de tecnologías mucho más adaptadas a las personas. EFE/Amaya Quincoces Riesco.