La EASA autorizó uso de aparatos electrónicos en aeronaves durante el despegue como para el momento de aterrizaje.
La Autoridad Europea de Seguridad Aérea (EASA) autorizó ayer el uso de aparatos electrónicos como tabletas, teléfonos inteligentes, reproductores de mp3 o libros electrónicos durante todas las fases del vuelo siempre que estén en «modo avión».
Hasta ahora estos aparatos debían apagarse por completo durante el despegue y aterrizaje para prevenir posibles interferencias con los sistemas de seguridad del avión, pero la EASA ha concluido que su uso en «modo avión» (con la función de transmisión desactivada) no pone en riesgo la seguridad.
El responsable de Transporte de la Comisión Europea, Siim Kallas, recalcó que si se utilizan estos aparatos en modo avión «no interfieren con los sistemas de seguridad del avión».
Kallas explicó que se trata solo de un primer paso hacia la generalización del uso de estos dispositivos durante el vuelo ya que el siguiente reto es habilitar la conexión a internet dentro del avión mediante un sistema de telefonía móvil o wifi.
Los pasajeros deberán en cualquier caso prestar atención a las recomendaciones de seguridad realizadas por la tripulación de cabina, que podrá pedirles que guarden los objetos más pesados como ordenadores portátiles grandes, recuerda la CE.
El Ejecutivo comunitario espera que las aerolíneas adapten en breve sus procedimientos para permitir el uso de estos aparatos al tiempo que garantizan el bienestar del resto de pasajeros al exigir por ejemplo que la utilización sea silenciosa.
La CE prevé publicar una guía específica sobre el uso de estos aparatos a bordo de los aviones a principios de 2014. «El análisis llevará su tiempo y debe basarse en datos fehacientes», subrayó Kallas.
En la actualidad conectarse a internet a bordo solo es posible si el avión está dotado de un equipo específico con certificación de seguridad que permita a los pasajeros conectarse cuando se ha alcanzado una altitud de crucero.
La CE dio luz verde el mes pasado a las aerolíneas para que permitan a los pasajeros utilizar las redes 3G y 4G para conectarse a internet durante los vuelos una vez que el avión supere los 3.000 metros de altitud.
Hasta entonces, las compañías aéreas podían utilizar la red 2G para ofrecer comunicaciones móviles a sus pasajeros a bordo de los aviones a través de antenas con conexión vía satélite, a las que habitualmente se aplican los tradicionales cargos de «roaming».
La decisión de Bruselas de ampliar las posibilidades al 3G y 4G se produjo por la creciente demanda por parte de los pasajeros, que según las encuestas están más interesados en poder enviar mensajes de texto y correos electrónicos durante el vuelo que, por ejemplo, en poder efectuar llamadas. EFE