Jawbone ha creado una pulsera inteligente que mide, a través del movimiento, los ciclos de sueño, la alimentación y la actividad diaria de las personas.
El teórico Marshall McLuhan concebía la tecnología como una extensión del cuerpo, y así es la pulsera inteligente UP, que engalana la muñeca y permite conocer los hábitos alimenticios, la calidad del sueño y la rutina alimentaria con un objetivo, “mejorar la calidad de vida de las personas”.
El brazalete, que pasa por un complemento más, lo ha diseñado Jawbone, una empresa con sede en San Francisco especializada en tecnología “para llevar”. El ritmo frenético de la sociedad moderna ha inspirado a la marca para crear esta pulsera, que mide el micromovimiento del cuerpo en los periodos de sueño y es capaz de determinar a qué hora exacta dormimos o cuándo adolecemos de un sueño más ligero.
UP funciona con una aplicación móvil, en la que podemos mirar toda la información de nuestra actividad. EFE/ Jawbone
Casi como un entrenador personal, que supone un punto de inflexión en “sobre cómo vivimos y sobre cómo queremos vivir”. Así lo entiende Jorgen Nordin, el director de Desarrollo Internacional de Jawbone, que ha explicado a Efe Estilo cómo una pulsera puede revolucionar ciertos hábitos y rutinas.
Cuidarse con la tecnología
A través de una aplicación que se descarga en el “smartphone”, la herramienta mide los pasos diarios o “qué duración debe tener una siesta”. En el mercado, existen otras pulseras similares a UP de Jawbone, como Fitbit Flex y Nike FuelBand, aunque se trata de herramientas “más encaminadas al ‘fitness’ (entrenamiento) que al ‘wellness’ (bienestar en general)”. “UP controla la alimentación y mide con más precisión los ciclos de sueño, a diferencia de sus competidores”, justifica Nordin, a la búsqueda de un público más general.
“La pulsera no nos hace más dependientes de la tecnología, porque se integra en nuestra vida cotidiana”, defiende Jorgen Nordin
La tecnología abruma con sus avances y, a veces, convierte a las personas en seres dependientes, aunque Jorgen Nordin defiende que UP “no es comparable a un teléfono móvil” o cualquier otra herramienta, porque “se integra” en la vida cotidiana de los usuarios sin que apenas lo perciban.
UP funciona con una aplicación móvil que no solo ofrece información sobre la actividad cotidiana, sino que también dispone datos de otros usuarios que tienen la pulsera. ¿Competición? “No”, afirma tajante Jorgen Nordin, “ganas de superarse”.
La pulsera ha causado furor entre famosos como Gwyneth Paltrow, Demi Moore o Ashton Kucher, aunque prefieren desmarcarse de esa vía promocional para que el perfil de sus clientes no se acote demasiado. “Queremos llegar a todos”, comenta Nordin.
Para mejorar la calidad de vida, por ejemplo, el día de Acción de Gracias, sus expertos comprobaron que los ciudadanos se movían menos, así que probaron a lanzar mensajes de ánimo a través de la aplicación de UP en los que sugerían al usuario ponerse en marcha para sentirse mejor. Solo enviaron estos avisos alentadores a un grupo de usuarios, que sí respondieron aumentando su actividad respecto a otros usuarios que no recibieron los mensajes.
La empresa en la que trabaja está presente en más de 40 países, aunque aterrizó en España hace solo algunos meses. En la vida de la compañía, fundada en EE.UU. hace diez años, ha habido muchos altibajos, pero sus gestores han demostrado que un mea culpa siempre resulta más efectivo cuando se trata de resolver crisis.
En diciembre de 2011, cuando comercializaron por primera vez la pulsera, se agotó inmediatamente en las tiendas, pero muchos clientes les remitieron sus quejas porque revestía varios fallos. Jawbone, en consecuencia, devolvió el dinero a sus clientes y trabajó para perfeccionar el producto. “Y lo conseguimos”, asegura Jorgen Nordin, hoy orgulloso de ver dónde ha llegado Jawbone.