Hiperfemenina y sofisticada ha sido la nueva colección de Álvaro Castejón y Arnaud Maillard, dúo creativo que da vida a Alvarno, firma que se ha llevado el premio L’Orèal a la mejor colección de esta edición.

En tan solo siete minutos y con veintiocho modelos, esta firma ha iluminado la pasarela madrileña con moda en estado puro y ha ofrecido un recital de costura.»Hemos dado a la hombrera una utilidad decorativa, accesorio que se puede poner y quitar a capricho», apuntó Castejón.

El arte abstracto, la geometría en los patrones y la explosión de color son los códigos de su nueva colección, construida a base de formas estructuradas, inteligentes drapeados, precisos cortes y traviesas asimetrías que sobre encaje «dan este toque sexy que tanto busca la mujer; a la gente le gusta ir enseñando el cuerpo», explicó Maillard.

También femenina y sensual ha resultado la colección «Butterfly dreams», propuesta por Hannibal Laguna, que viste de fiesta a una mujer muy femenina, cómoda con los pensados «bustier» y los grandes volúmenes de vestidos ámbar, coral, escarlata o rojo que indagan en el lírico diálogo entre las mariposas y las flores.

Faldas que recrean el movimiento de estos frágiles animales, bordados y «guipur» negro cortado con láser que simula la forma de una flor o de una hoja, diseños que contraponen la quietud del jardín con el baile de las mariposas, la colección primavera-verano de Laguna es un canto a la naturaleza.

«El arte de Manuel Pertegaz y la riqueza de los detalles», a través de bordados, drapeados, gráciles pliegues y sutiles hilos de piel, se dejan ver en los diseños de un veterano en Mercedes Benz Madrid Fashion Week que considera esta pasarela «un escaparate muy importante» para llegar a países como México, Florida, California o Emiratos Árabes.

«Lo que defendemos, aquí y en el extranjero, es el valor de la marca España, muy apreciada fuera de nuestras fronteras», aseveró el creador.

Canallas y transgresoras han resultado las piezas de María Escoté, que ha rescatado, con «I luh ya Papi», la estética de la mujer latina que vive en Estados Unidos.

Sus sudaderas «oversized», sus conjuntos de falda y «top» y sus cazadoras de piel estampadas en cebra y leopardo en tonos rosas y rojos hacen un guiño al estilo «underground» y rapero del Bronx y de los guetos latinos en Estados Unidos

Katy Perry, Rita Hora o Nicky Minaj, a las que Escoté ha vestido recientemente, también inspiran esta colección que muestra «bombers» de seda, prendas de baño estampadas con nudos de cadena, mallas o vestidos anudados a un lado «para dejar ver la silueta de este tipo de mujer», casi siempre voluminosa, explicó la diseñadora.

Los complementos juegan un papel esencial a la hora de configurar estos «looks» de chica mala de los suburbios, como las zapatillas tobilleras -diseñadas en colaboración con Nike- las gafas de sol -marca Kaleos- o los grandes aros dorados que tanto gustan a las divas del hip-hop.

 

Leyre Valiente ha dado un paso más y se ha decantado por las líneas futuristas que «se mezclan con el más clásico estilo ‘art nouveau'», ha expresado la creadora que ha trabajado el neopreno y el algodón armado para perfilar prendas estructuras.

Las sedas con aplicaciones de latón que «imitan los microchips» las has reservado para las creaciones de noche.

A continuación, Dolores Cortés y Montse Bassons echaron el cierre a la quinta jornada de la pasarela con moda de baño hiperfemenina inspirada, en el caso de Cortés, en la estética japonesa y en el manga, que se han trasladado a biquinis y bañadores con tejidos novedosos como el neopreno rosa, con lazos samuráis y pliegues que recuerdan al origami y a la papiroflexia.

Montse Bassons trasladó a su colección «la gracilidad, la sutileza y la feminidad» de los trajes del ballet clásico «El lago de los cisnes», de Tchaikovsky, y para ello ha aderezado sus trajes de baño con tules, gasas, lentejuelas y elegantes plumas.

Bassons ha reflejado «la transformación del cisne blanco en cisne negro», ha explicado, en una ilusión de colores que han bailado entre el rosa, el negro, el azul el fucsia o el blanco, «son prendas bastante comerciales», ha matizado la diseñadora.

Por la mañana, la firma Andrés Sardá subió a la pasarela una propuesta que reivindica «la belleza a todas las edades» y que da la vuelta al mundo a través de las puntadas de mimadas y lujosas prendas de lencería.

En la 60 edición de la pasarela madrileña, la modelo donostiarra Dalianah Areikon ha sido la ganadora del premio L’ Oréal. EFE/Carmen Martín/Isabel Pelaez

En su cuarta visita a la pasarela madrileña, Juan Vidal, ganador de las dos últimas ediciones del premio L’Oreal, ha salido al ring de los noveles con estampado de fresa y príncipe de gales, con los que ha levantado una colección joven, urbana. «Son prendas impregnadas en un espíritu musical, con apuntes roqueros, que rozan el glam», ha explicado a EFE Estilo.

El estampado de esta fruta se ha visto en diferentes versiones, sobre seda, gazar o popelín, texturas que orquestan piezas de día y noche con destino a Milán. «Por primera vez tengo un ‘showroom’ en la ciudad italiana», ha anunciado.

Vidal deja a un lado las siluetas hiperfemeninas y propone piezas que «masculinizan la figura, sin transformarla en andrógina», propuestas que han arrancado con una gabardina y pantalones de sastrería inglesa decoradas con maxicremalleras de níquel en bolsillos.

Los noveles Rabaneda y Ulises Mérida han inaugurado el cuadrilátero esta mañana la cuarta jornada de la Mercedes-Benz FashionWeek. Si Mérida ha ofrecido una sinfonía de vestidos largos de gran belleza, Rabaneda ha reversionado al delantal, una humilde prenda a la que ha dado la vuelta hasta crear piezas dobles.

 

En el apartado de los veteranos, Juan Duyos se ha subido a la pasarela para celebrar sus 15 años en la moda con un desfile, que no ha sido un desfile, sino una puesta en escena que el Ballet Nacional de España coreografía bajo la dirección de Antonio Najarro.

Un baile que le ha servido para mostrar una colección de vaporosos vestidos, en los que se han visto sus clásicos drapeados, pliegues y cortes. «He adaptado todos los vestidos para que las bailarinas estén cómodas y puedan bailar», argumenta.

Tenaz y luchadora, Amaya Arzuaga ha cogido el testigo de los decanos con una colección que recrea el relajante vaivén de las olas. El neopreno, el ‘crêp’ de seda y la seda de papel se imponen en pantalones anchos, faldas y vestidos con volumen de campana, teñidas en tonos blancos, azul agua y coral.

También veterano, el esperado Miguel Palacio, en solitario tras romper su colaboración con «Hoss Intropia», ha defendido una colección tricolor, con faldas de capa y tubo, así como pantalones muy anchos en algodón pesado y otro modelo pijama, que se codeaba con blusas cuello chimenea y sus típicas camisas lazada.

El último creador en enfundarse los guantes y salir a defender su propuesta ha sido David Delfín, uno de los más veteranos, pero todavía considerado «enfant terrible» de la pasarela, que ha virado su imaginario hacia los dibujos geométricos de la escuela Bauhaus.

«La parada de los Monstruos» -tal y como se denomina esta colección- es distinta, aunque está vertebrada en torno al ‘adn’ «Davidelfín», con juegos de prendas sobre prenda.

En esta ocasión, ha superpuesto una camiseta de tirantes sobre una camisa blanca y una vestido camisero, en blanco níveo. Como novedades, sisas amplias y cuellos desbocados que se disparan hacia atrás, en una ejercicio de desdoblamiento del patronaje clásico.

«El concepto de lo efímero me ha rondado la cabeza durante el proceso de creación de la colección», cuenta el diseñador malagueño, que sin tener en cuenta su durabilidad, ha confeccionado un vestido de papel vinilo, que emula el espumillón, en tono verde hierba. EFE/Carmen Martín y Celia Sierra