- julio 26, 2016
Practicar sexo en un jacuzzi o en una piscina es uno de los deseos sexuales de muchas parejas, pero estas actividades podrían desencadenar en alguna enfermedad de transmisión sexual por lo que dejamos algunos consejos.
Los expertos aseguran que el agua tiene una connotación erótica que, para muchas personas, es motivo de inspiración de varios deseos pero, ¿es realmente seguro?.
El ginecólogo Eduardo Cubillo Rodríguez expuso algunas series de recomendaciones para un sexo seguro bajo el agua en el portal español Yodona y a continuación lo detallamos en esta nota:
– El agua salina, magnífica para la mucosa nasal y oral, también ejerce un efecto similar sobre la mucosa vaginal. Pero deja de serlo si el mar está turbio. Las diferentes bacterias que habitan en él, y también en la arena, pueden generar una infección. Conviene lavarse bien al salir con agua limpia y jabón neutro.
– El agua de la piscina favorece las infecciones urinarias. Si no tiene una correcta cantidad de cloro, el riesgo es alto. Las mujeres sexualmente activas son más proclives a las cistitis de repetición y, de hecho, suelen aparecer después del coito. Sobre todo si este es intenso, puede inflamar la mucosa y hacerla más vulnerable a la infección. Sus síntomas -picor, escozor y urgencia miccional- deterioran la vida sexual y reducen la libido.
– Pero el exceso de cloro tampoco es saludable, ya que propicia la aparición de hongos y puede irritar la zona genital durante el coito. La humedad de los bañadores se convierte en el hábitat predilecto de los hongos. Un consejo es cambiarse el bañador inmediatamente o al menos secarse bien con una toalla limpia, ya que los hongos proliferan en estas condiciones. Se debe evitar la ropa interior demasiado ajustada y de fibras sintéticas que dificultan una adecuada transpiración.
– Uno de los mayores riesgos, sobre todo en jóvenes menores de 25 años, es la clamidia, una enfermedad de transmisión sexual muy común de fácil propagación. En muchos casos no presenta síntomas. El ginecólogo Cubillo Rodríguez relaciona la bacteria Chlamydia Trachomatis más con el aumento de relaciones esporádicas en época estival que con el agua. Se puede contraer la infección durante las relaciones sexuales anales, vaginales u orales con una persona que ya la sufre.
– Si bien la colocación del condón en este medio es un tanto complicada. La fricción que causa la falta de lubricación en el agua hace que se rompa con facilidad. Se aconseja colocarlo una vez que el pene está erecto y mejor fuera del agua para que el sexo submarino no acabe siendo motivo de embarazos no deseados o de temidas infecciones de transmisión sexual (ETS).