- septiembre 3, 2013
Por Brenda Molina/ EFE
No se trata de ver quién tiene razón, sino de superar conflictos y aprender a negociar con el otro. Suena sencillo, pero es complejo y, en ocasiones, requiere la ayuda de un experto que guíe a los enamorados en el complicado laberinto de la comunicación
Todo comienza con una sencilla pregunta: “Navidades, ¿con tus padres o los míos?”. Dos horas después, la pareja no ha logrado llegar a un acuerdo, ambos están irritados y han aprovechado la ocasión para sacar reproches del pasado.
¿Cuál fue el error? Los expertos coinciden en que la principal causa de las peleas en pareja es la incapacidad de convivir con las diferencias del otro, lo que lleva a la incomunicación y la falta de entendimiento mutuo.
“La premisa de la que partimos siempre es la de intentar cambiar la forma de pensar del otro. En este empeño, se siente incomprendido y surge el conflicto”, explica el psicoterapeuta, Norberto Barbagelata Churruarin, codirector del Grupo Zurbano de Terapia Familiar.
Tratar de cambiar a la persona que en principio nos enamoró no es la solución y es aquí donde hay que aprender a escuchar, negociar y aceptar las diferencias del otro, claves para que una relación crezca y evolucione.
Discutir, más no pelear
Enrique García Huete, director de la Clínica Quality Psicólogos, asegura que una discusión saludable se genera cuando “hay capacidad para expresar emociones con la habilidad de solucionar problemas y llegar al consenso”. Lo mejor es hacerlo paso a paso.
- Escuchar. Justo como lo explica la psicóloga, Trinidad Bernal Samper, directora del Centro de Resolución de Conflictos, APSIDE, hay que valorar la opinión del otro sin interrumpirlo.
- Ponerse en el lugar del otro. Cuando se consigue prestar atención a lo que la pareja tiene que decir, es momento de dejar el orgullo a un lado y sentir empatía por lo que el otro está sintiendo.
- Contar hasta diez. Si las cosas se están saliendo de control, hay que calmar los ánimos y ésta es una buena técnica para no dejarse llevar por el enojo, de acuerdo con los expertos.
- Expresar y explicar. Hay que recordar que el otro no es adivino, así que es importante comunicar lo mejor posible cuál fue la molestia y el punto de vista al respecto.
- Negociar. Llegar a un acuerdo con la pareja significa ceder en algunas cosas y aceptar cuando la otra parte tiene más puntos a favor.
Lo que debes evitar
- Violencia verbal y física. Fundamental para no perder el respeto mutuo. En caso de llegar a decir algo que no se deseaba, lo importante es retractarse en el momento, disculparse y trabajar en no repetir la conducta.
- Tratar de quedar por encima del otro.Según nos cuenta el especialista, Enrique García, muchas peleas se originan porque una de las dos partes desea demostrar su poder sobre la otra. Grave error que solo genera resentimientos.
- Perder la identidad. Tampoco se trata de evitar conflictos, por lo que no es válido guardarse la opinión. Esto solo ayudará a que la balanza siempre esté inclinada hacia un lado, mientras que del otro se genera la idea de que ha dado más de lo que recibe, según el psicoterapeuta, Norberto Barbagelata. “El sujeto que inhibe su identidad se lo cobra de alguna manera. El aparato psíquico tiene una especie de cuenta de haberes y deberes. Si doy, espero recibir”, detalla.
- Caer en los “mensajes tú”. Atacar a la pareja con recriminaciones como “es que tú haces” o “es que tú dices” no funciona, pues genera que ambos se pongan a la defensiva y el círculo de la comunicación deje de funcionar.
Rutina “salvadora”
Las vacaciones no son lo mismo para todos y cuando hablamos de la vida en pareja, estar juntos 24 horas puede convertirse en un motivo para que aumenten las discusiones.
“Una persona que tiene un trabajo estresante y con complicaciones quiere relajarse durante sus vacaciones. Si la otra persona tiene un trabajo más relajado, lo que quiere es actividad y salir de casa. Ese puede ser un gran problema al momento de ponerse de acuerdo”, señala la psicóloga Trinidad Bernal.
Es por eso que muchas parejas “conviven” mejor cuando solo se ven unas horas al día y están envueltas en sus respectivas rutinas aunque, como aseguran los especialistas, ésta es otra señal de que la relación no va bien.
“Las vacaciones no son el factor que desata las peleas. La cuestión aparece cuando ya hay problemas en esa pareja y la convivencia hace que aparezcan con más intensidad”, añade Enrique García Huete.
Polos opuestos se atraen pero… ¿permanecen juntos?
Los tres expertos consultados son contundentes: a más diferencias, menos probabilidades de que la pareja sobreviva a largo plazo. “No funcionan las medias naranjas, funcionan las almas gemelas”, subraya Enrique García. Es decir, al momento de elegir con quién pasar el resto de la vida, hay que buscar afinidad, así será más sencillo superar los conflictos.
“Elegir pareja es la empresa más difícil de la humanidad; sin embargo, invertimos poco en ello y se toman malas decisiones. Muchas veces se trata de mantener esa decisión por cuestiones económicas, por los hijos o por miedos y ese es un error que se paga caro”, comenta Bernal.
Si bien la terapia ayuda a que las parejas aprendan a comunicarse mejor, hay casos en los que la mano experta ya no puede hacer mucho. En esos momentos, concluye Norberto Barbagelata, solo queda una opción: “Cuando las diferencias son abismales, la única solución es aceptar que no se puede vivir juntos y separarse”.