- octubre 23, 2019
Los maltratadores suelen provenir de hogares violentos, en los que han visto maltratar, y en los que les han maltratado.
La terapia gestáltica se basa en el darse cuenta y en el aquí y ahora. Estos son dos conceptos inseparables: importa el darse cuenta de lo que pasa aquí y ahora. Se trata de entender el presente, viéndolo como una entidad espacio-temporal esencial.
“El abusador tiende a ser una persona aislada, no se relaciona mucho con otros, es celoso hasta de su propia sombra, tiene baja autoestima. Esta es una característica que siempre tiene, una autoestima a raíz del suelo, que le ocasiona frustración y la frustración trae violencia. No existe una persona violenta pero si existen los sistemas violentos” indica la Licenciada Romina Geli, psicóloga.
A veces, la violencia del abusador oculta el miedo o la inseguridad, el terror que sintió de niño ante un padre abusivo que lo golpeaba con frecuencia. Al llegar a ser un adulto, prefiere adoptar la personalidad del padre abusador a sentirse débil y asustado.
La profesional comenta a Ella que “el paraguayo, hoy por hoy sigue manteniendo el pensamiento de que ir a terapia con un psicólogo es porque tiene algún trastorno psicológico cuando en realidad no es así”. “Dentro de la psicología existen corrientes, un psicólogo debe de tener una escuela, un marco teórico” sostiene.
Los maltratadores suelen provenir de hogares violentos, en los que han visto maltratar, y en los que les han maltratado. Estas personas pueden padecer trastornos psicológicos y, muchos de ellos utilizan sustancias, como el alcohol, que ayudan a potenciar su agresividad.
Tienen un perfil determinado de inmadurez, dependencia afectiva, inseguridad; son emocionalmente inestables, impacientes e impulsivos. Los maltratadores trasladan habitualmente la agresividad que han acumulado en otros ámbitos hacia sus mujeres. Además, consideran a la mujer como algo de su propiedad. Dentro de su patología, está el arrepentimiento frecuente, y la mujer malinterpreta este arrepentimiento, que sólo es temporal, hasta el próximo golpe.
La mujer golpeada
Una mujer muchas veces soporta ese tipo de relación por placer, esto ocurre a un nivel profundamente inconsciente. Una mujer golpeada no sufre porque el hombre le pega sino porque ella sigue sosteniendo esa situación. Si de niña fue golpeada por el papá, los adultos lo que hacen constantemente es reeditar la felicidad infantil primaria, entonces esa mujer busca un hombre violento ya que entendió que el amor tiene que ver con los golpes, entonces piensa que si el hombre le pega es porque él la quiere. Pero no es completamente tonta, ya que ante la sociedad se victimiza pero continua al lado de su agresor, sostiene la psicóloga.
Sin embargo, una mujer que no tiene esta patología y que fue violentada, se aleja de ese tipo de relación y denuncia, porque no es lo que quiere para su vida, no desea eso, porque nadie se queda donde no quiere estar. Así también, existen los hombres violentados, indica.
Como un mensaje para nuestras lectoras, la profesional cuestiona, ¿hasta qué punto una es víctima? ¿Por qué después de 3 o 20 años seguís ahí? Una pareja así no puede criar hijos. La relación no puede recomponerse luego de violencia. Un hombre que golpea una vez, ya que siente placer al hacerlo, en algún momento lo va a volver a hacer.
“Empiecen a vivir sus vidas, empiecen a sentir su cuerpo, coman cuando tengan hambre, duerman cuando tengan sueño, vincúlense cuando de verdad tengan ganas de estar con esa persona, empiecen a crear realidades y dejar las fantasías, ya que el ser humano sufre más por las fantasías que por las realidades, y uno empieza a dejar las fantasías cuando más se conecta con el cuerpo, con las necesidades. Hacerle caso al cuerpo, el cuerpo es sabio”, finaliza.