- noviembre 18, 2015
Tener relaciones sexuales es bueno para tu cuerpo, pero los beneficios son visibles dependiendo de la frecuencia con que lo hagas.
La frecuencia sexual decae no solo con la edad de la pareja, sino también con la antigüedad de la relación. Quienes empiezan a salir, sin importar la edad, pueden tener hasta dos encuentros sexuales diarios. Pero esa frecuencia va disminuyendo con el pasar de los años.
Investigadores de la Universidad de Toronto han presentado un estudio en el que calculan los límites del sexo para mejorar el bienestar de una pareja. Según los autores del trabajo, basado en encuestas a 30.000 personas, la práctica sexual incrementa sus beneficios hasta que se llega a una sesión por semana. A partir de ahí la felicidad deja de crecer. Esta asociación funcionaba en personas dentro de una relación romántica, menciona el portal de noticias El País.
En el trabajo, publicado en la revista Social Psychological and Personality Science, se recuerdan amplios estudios que relacionan practicar sexo con mayor frecuencia y un mayor bienestar. Sin embargo, “para parejas con muchas ocupaciones, responsabilidades laborales y niños que cuidar, la presión para tener relaciones sexuales con tanta frecuencia como sea posible puede ser estresante”, afirman. En este punto, los responsables del estudio también reconocen las dificultades para medir los efectos del sexo sobre el bienestar personal.
En un experimento de la Universidad Carnegie Mellon en 2015 se observó que un grupo de parejas a las que se pidió que doblasen su frecuencia sexual no mejoraban su bienestar si se les comparaba con otro grupo de amantes que siguieron con su ritmo sexual habitual. Es difícil de calcular si la presión de sentirse obligado a tener más sexo no echa a perder los beneficios de una práctica placentera.
Los autores, que lidera la investigadora Amy Muise, reconocen su incapacidad para dar una explicación causal a la observación de que con practicarlo una vez a la semana se logran los máximos beneficios del sexo, y finalizan con una conclusión: “el sexo puede ser como el dinero, solo demasiado poco es malo”.