Cuando un hogar se desintegra con los divorcios o las separaciones, los hijos son los que más sufren ya que no saben qué lado estirar; mamá o papá.
A menudo los adultos nos metemos en tantos problemas que olvidamos el cómo los problemas afectan a los hijos: nos enfocamos en el enojo, la discusión, el llanto y demás preocupaciones y nos olvidamos que los hijos están en todo, si éstas feliz o triste ellos sienten, nunca dejan de pensar subjetivamente y opinar acerca de lo que están viviendo.
A tener en cuenta estos puntos:
No discutir frente a los hijos
A pesar de que se torne difícil la situación en el hogar desde el momento de la crisis matrimonial hasta la separación que luego tiene su periodo largo de transición, no debes perder la cordura y discutir frente a los hijos, es un recuerdo que te va a costar borrárselo.
Muchas veces pensamos que están jugando o distraídos viendo la tele, pero al igual que nosotros podemos escuchar una conversación ajena mientras estamos en la computadora, y ellos también pueden escucharlo todo.
Contarle la separación
Lo ideal es hablar con tu hijo tranquilamente, explicalé que mamá y papá se separan pero que él siempre va a ser el centro de atención para ustedes. Preguntalé que opina y demostralé mucho cariño en un momento tan difícil. En lo posible no le hables mal de su padre/ madre (dependiendo de la situación) porque no es bueno que guarden resentimiento.
Un cambio drástico
En una separación los hijos sufren el cambio de ambiente y por supuesto sufren igual o más que los padres ya sea si van a quedar con mamá o papá.
Las separaciones nunca son fáciles pero a veces son necesarias, la clave está en saber atravesar esta etapa lo más sanamente posible para no afectar a los más ignorados y quienes sueles salir más lastimados, los niños.
Fuente: www.imujer.com