- diciembre 23, 2013
Al igual que otras partes del cuerpo, la vagina experimenta cambios con el paso del tiempo, que especialmente luego de la menopausia, pueden provocar molestias y problemas a la hora de disfrutar del sexo.
Con la menopausia, que la mayoría de las mujeres experimenta alrededor de los 50 años, los ovarios dejan de producir las hormonas femeninas (estrógeno y progesterona). A medida que esos niveles hormonales bajan, suceden otros cambios en el sistema reproductivo. Por ejemplo, las paredes de la vagina se adelgazan, se vuelven más secas y menos elásticas, y se pueden irritar.
Además, la mucosa vaginal se vuelve más fina y más seca y se producen cambios en el equilibrio de la flora y en el pH (el grado de acidez), que pueden facilitar el desarrollo de infecciones vaginales y de la orina.
Esto es lo que se conoce como atrofia vaginal o vaginitis atrófica, causada particularmente por la disminución de los niveles de estrógenos, que son muy importantes para mantener los tejidos de la vagina lubricados y saludables.
Entre los síntomas más comunes de la vaginitis atrófica se encuentran:
Sequedad vaginal
Ardor vaginal
Picazón vaginal
Flujo vaginal ligero
Dolor durante las relaciones sexuales
Disminución en la lubricación durante las relaciones sexuales
Sangrado ligero después de tener relaciones sexuales
Ardor al orinar
Incontinencia urinaria
Por todo eso, se considera que la atrofia vaginal es la causa principal del dolor durante las relaciones sexuales (dispareunia) y de las cistitis (infecciones de la orina, infecciones de la vejiga) recurrentes en las mujeres luego de la menopausia, así como de la disfunción sexual, ya que el dolor hace que la mujer muchas veces prefiera evitar las relaciones sexuales, lo que puede resultar en problemas de deseo, de trastornos de excitación y falta de orgasmo.
La vaginitis atrófica también puede ocurrirles a las mujeres más jóvenes que hayan tenido una cirugía para extirparles los ovarios y algunas sufren de atrofia vaginal inmediatamente después del parto o mientras están amamantando, ya que los niveles de estrógeno están más bajos en estos momentos.
Lo bueno es que existen diferentes tratamientos que mejoran esta situación. A veces, el uso de cremas y geles lubricantes y/o hidratantes es suficiente para evitar las molestias. A veces, si no hay contraindicaciones, tu médico podría recomendarte el uso de estrógenos vaginales (en crema, en tabletas) para usar dos veces a la semana, por ejemplo, entre otros tratamientos.
Fuente: www.vidaysalud.com