- abril 14, 2014
Según un nuevo estudio publicado en el diario Proceedings of the National Academy of Sciences el consumo de alcohol puede afectar directamente a la vinculación social mediante cambios en los neuropéptidos, pequeñas moléculas que utilizan las células del cerebro para comunicarse entre ellas.
El alcohol tiene un efecto muy particular sobre el comportamiento social de las personas, sostiene la revista Muy Interesante que se hace eco de un estudio publicado en el diario Proceedings of the National Academy of Sciences, revela que el alcohol provoca efectos opuestos en los sistemas neuronales que regulan la vinculación social en los campañoles (Arvicolinae), machos y hembras. Estos pequeños roedores son comúnmente utilizados como un modelo de la pareja humana ya que son animales monógamos.
Tras consumir una bebida con un 10% de alcohol, los campañoles empezaron a mostrar comportamientos muy distintos. Los machos embriagados tendían a alejarse de sus parejas, prefiriendo pasar tiempo con desconocidos, mientras que las hembras buscaban permanecer «acurrucadas» con sus parejas, conducta que puede indicar el compromiso en estos animales.
La diferencia en comportamiento no fue la única discrepancia entre ambos sexos, sino que también presentaron cambios contrastantes en los sistemas neuronales. De acuerdo con el líder del estudio Andrey Ryabinin, de la Universidad de Salud y Ciencia de Oregón, es la primera vez que se demuestra que el consumo de alcohol puede afectar directamente a la vinculación social mediante cambios en los neuropéptidos, pequeñas moléculas que utilizan las células del cerebro para comunicarse entre ellas.
Los sistemas neuronales de los roedores afectados por el alcohol son los mismos que regulan sus niveles de ansiedad. De acuerdo con los investigadores, existe una correlación entre las relaciones sociales y la ansiedad. A grandes rasgos, los machos enfrentan la ansiedad con una actitud de lucha o huida (en este caso huyendo de sus parejas), mientras que las hembras se inclinan hacia acciones de cuidado y amistad, responsables de su actitud tierna después de beber.
Si bien los resultados del estudio no pueden traspasarse a los humanos, el cerebro de los campañoles, al igual que el nuestro, procesa los encuentros sociales y los estados alterados por las drogas de forma gratificante, y nuestros cuerpos y mentes manejan el estrés de forma similar.