- noviembre 19, 2024
Aunque no es tan común como la gripe invernal, la gripe de verano puede arruinar unas vacaciones o días de descanso.
Aunque asociamos la gripe con el invierno, también puede afectar durante el verano. Este fenómeno, conocido como «gripe de verano», se caracteriza por síntomas como fiebre, dolor de garganta, congestión nasal y malestar general. ¿Por qué sucede en una estación donde predominan el calor y el sol?
La gripe de verano suele estar relacionada con cambios bruscos de temperatura, especialmente por el uso excesivo de aire acondicionado. Pasar de un ambiente caluroso al frío de una oficina o tienda puede debilitar las defensas del organismo, facilitando la entrada de virus. Además, en esta época, las reuniones en lugares cerrados como cines o centros comerciales, para escapar del calor, aumentan el riesgo de contagio.
Otro factor es la deshidratación. En verano, el cuerpo pierde líquidos rápidamente a través del sudor, y si no se reponen adecuadamente, el sistema inmunológico puede verse afectado.
Para prevenir la gripe de verano, es clave moderar el uso del aire acondicionado, evitando temperaturas extremas. Mantener una buena hidratación, lavar las manos con frecuencia y consumir alimentos ricos en vitaminas también ayudan a fortalecer el sistema inmunológico.
Si ya se ha contraído el virus, el tratamiento es similar al de una gripe común: reposo, ingesta de líquidos y, si es necesario, medicamentos para aliviar los síntomas. Ante fiebre alta o persistente, es importante consultar a un médico para descartar otras enfermedades.
Cuidar la salud en esta temporada es tan esencial como disfrutar del sol y la playa.