La moda puede ser un gran aliado para reconciliarse con el espejo tras sufrir un cáncer de mama.
Reconciliarse con el espejo tras sufrir cáncer de mama es uno de los momentos cruciales de toda paciente, un proceso en que la moda puede hacer las veces de mediador, bien sea camuflando las consecuencias de la enfermedad, o mostrándolas sin tapujos.
Hace unos meses, el proyecto Monokini 2.0 dio la vuelta al mundo con unas imágenes en las que un grupo de mujeres con mastectomía -amputación de un seno- tras sufrir cáncer, aparecían ataviadas con bañadores de llamativo diseño que, en vez de esconder la cicatriz de su operación, la sacaba a relucir.
Bajo el título “¿Por qué necesitas dos?”, el proyecto quería dar visibilidad y voz a aquellas mujeres que no pueden, o simplemente deciden no someterse a una reconstrucción mamaria, con imágenes que hablan el mismo lenguaje publicitario que se encuentra en revistas de moda, y que habitualmente está protagonizado por cuerpos milimetradamente perfectos.
“Creo que mi cicatriz es bella, me recuerda que la vida me ha dado una segunda oportunidad”, señala Elina Halttunen, la finlandesa promotora de esta iniciativa, que perdió su pecho izquierdo tras sufrir cáncer de mama.
Monokini 2.0 busca financiación para la comercialización a gran escala de estos diseños, aunque por ahora ha conseguido captar la atención de muchos medios y sus imágenes forman parte de una exposición temporal en el Museo Anna Nordlander (Suecia).
Aunque Patrizia Bressanello, psicóloga de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), valora el proyecto por su “normalización de la enfermedad a nivel estético”, reconoce que la mayoría de las mujeres que sufren cáncer de este tipo tienden a optar por la reconstrucción mamaria y, aquellas que no pueden por razones médicas, ocultan las consecuencias con las distintas opciones de prótesis que ofrece el mercado.
“El momento de verse al espejo por primera vez tras una mastectomía es muy difícil, muy impactante (…) Cuesta reconocerse. La imagen que tienes de ti misma, no se corresponde con la imagen externa, y eso es muy duro a nivel emocional”, detalla a Efe Estilo la especialista.
La noticia de un diagnóstico de cáncer es “un mazazo” para cualquier persona, y aunque la preocupación por el aspecto exterior no aparece en primer lugar, las pacientes se ven obligadas a afrontar los cambios en su aspecto: alopecia -pérdida de pelo-, palidez y sequedad de piel, provocadas por la quimioterapia; y las consecuencias de una posible mastectomía, tanto físicas como emocionales.
La pérdida de una parte del cuerpo es, obviamente, muy impactante a nivel psicológico, pero la mastectomía suele serlo en especial, “por las connotaciones que la mama tiene a nivel social, sexual o de maternidad”, argumenta esta especialista.
Es entonces cuando entran en escena un heterogéneo universo de ayudas estéticas -desde prótesis a pelucas, pasando por bañadores o lencería-, que según esta especialista, son un recurso más, dentro de la atención integral que este tipo de pacientes requieren.
La ayuda que las mujeres encuentran en la moda para mejorar su estado de ánimo durante y después del cáncer de mama, no ayuda a ganar la batalla a la enfermedad, pero sí “influye en la calidad de vida” del día a día, explica Bressanello, y eso supone una gran cambio en un proceso de este tipo. EFE