Sobrevivir ya no es suficiente para pacientes de cáncer de cuello y boca

  • Así dijo John Wolfaardt, director del Instituto para Medicina Reconstructiva (IRSM) de Alberta (Canadá).

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    «Imagina despertar de una operación sin poder hablar, con una sonda por la nariz porque no puedes comer por la boca, sin poder masticar y con parte de tu mandíbula extirpada porque te han extraído un tumor», explicó Wikfaardt en una entrevista con Efe.

    «Así se han despertado durante décadas los pacientes de cáncer de cuello y boca», añadió el experto canadiense, que está en Santiago para asistir a la inauguración del primer centro especializado de América Latina.

    Aún hoy, si un paciente es diagnosticado con un tumor en la mandíbula, durante un periodo de entre 2 y 5 años tiene que pasar en distintas ocasiones por la mesa de un cirujano que extrae un trozo de su peroné y lo talla, para ocupar el espacio que ha dejado la extracción del tumor.

    Hasta ahí llega la medicina pública en la mayor parte de los países del mundo, incluido Chile, «pero es imposible mantener un mínimo de calidad de vida sólo con eso», expresó Wolfaardt.

    «Es ahora con la llegada de las tecnologías digitales cuando podemos diseñar un futuro muy distinto para estos pacientes, que ya no tienen que llevar prótesis que destrozarán su boca para toda la vida y les impedirá tener funcionalidad», comentó.

    Aplicando máquinas del mundo industrial a la medicina, se pueden generar los distintos implantes de manera precisa y hacer simulaciones de lo que será la operación para que el cirujano sólo tenga que preocuparse de colocarlos bien.

    Cuando los tumores son benignos, un molde de titanio con la forma del implante se inserta en la pierna del paciente para que su peroné adquiera la forma correcta del implante.

    Después de llevarlo unos 3 meses en la pierna, el paciente vuelve al quirófano para que le extraigan el tumor y le inserten el trozo de hueso con la forma precisa.

    En el caso de que se halle un carcinoma, el tumor ha de extirparse en menos de seis semanas, con lo cuál se omite la fase de adaptación de la prótesis al peroné pero se mantiene la precisión exacta gracias a la impresión digital del molde.

    «El paciente despierta con boca, dientes, pudiendo hablar y listo para recibir sus sesiones de quimioterapia y radioterapia», aclaró Wolfaardt.

    La sanidad pública no cubre este procedimiento moderno, que sólo se hace en seis centros de todo el mundo que siguen un modelo multidisciplinario, es decir, en un mismo paciente y en una misma operación trabajan médicos de distintos ámbitos al mismo tiempo.

    Todo el procedimiento dura como máximo seis meses «y eso es muy importante para los enfermos de este tipo de cáncer, ya que el 45 % de ellos no logra vivir más de 5 años».

    «La sanidad pública sólo mira los costes a corto plazo. No tiene en cuenta el coste social que supone que una persona se vuelva totalmente dependiente, de la noche a la mañana», dijo Wolfaardt.

    Lo llaman el doctor de las estrellas de mar. Tras su escritorio en Alberta, John Wolfaardt tiene una infinidad de estrellas de mar, y cuando le preguntan por qué trabaja tanto por ayudar a los enfermos de boca y cuello siempre cuenta la misma historia.

    Imagina una playa con oleaje, en la que no paran de salir estrellas de mar. Y hay un loco que las coge una a una y las devuelve al mar.

    «¿Pero por qué las devuelves si hay cientos que van a morir?», le preguntan, «porque aunque sólo sea para esa estrella, esto significa el mundo». EFE

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