Mujeres paraguayas, víctimas de violencia

  • Las mujeres paraguayas son víctimas de un doble tipo de violencia, una de los hombres que son o han sido sus parejas y otra por parte de un Estado que no les facilita servicios básicos como la educación o el trabajo, dijo a Efe Bernarda Pessoa, de la Coordinadora de Mujeres Rurales e Indígenas.

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    «La falta de trabajo, de educación, de espacio, de salud…es una situación violenta por parte del Estado. Cuando un hombre busca trabajo y no lo encuentra, le genera una violencia que acaba descargando sobre la mujer», explicó Pessoa, que es lideresa de una comunidad indígena qom en el Chaco paraguayo.

    Según afirmó, el hombre culpa de su frustración a su pareja mujer, lo que conduce a las amenazas y a una situación de violencia que «la mujer muchas veces denuncia en la comisaría o la Fiscalía, pero no le atienden porque dicen que no ven signos (físicos) de que sufra violencia».

    Agregó que esta falta de atención se agrava en el caso de las mujeres campesinas e indígenas «porque son pobres, no tienen dinero para pagar un abogado, y siempre se pide dinero en el sistema de Justicia de Paraguay».

    La pobreza y la falta de acceso a servicios en el interior del país fuerza a migrar a las ciudades a muchas personas, afirmó a Efe Angélica Gamarra, de la Coordinadora General de Organizaciones Sociales y Comunitarias de los Bañados de Asunción (Cobañados), los barrios ribereños que conforman el cinturón de pobreza de la capital.

    Explicó que, en los Bañados, muchas mujeres deben compaginar el trabajo remunerado fuera de su hogar con las tareas domésticas y el cuidado de la familia, lo que «duplica su jornada laboral».

    «Las mujeres se dedican a una tarea invisible dentro de la casa, que nadie valora, y que no le deja tiempo para estudiar, para participar en la vida de la comunidad o para su ocio», expresó.

    Gamarra añadió que esa desigualdad en la distribución de las tareas del hogar origina la violencia, porque «hace sentir al hombre que tiene el derecho y el poder para cometer abusos contra las mujeres».

    La Cobañados propone una «economía de cuidados», que permita liberar a las mujeres de parte de las tareas que recaen sobre ella, a través de guarderías y centros comunitarios que apoyen a las madres que trabajan fuera de casa.

    Otro gran reto que enfrentan muchas paraguayas es su independencia económica con respecto de sus parejas, que se ve dificultado por la falta de acceso a educación, aseguró a Efe Dora Flecha, del Partido Paraguay Pyahura («Paraguay nuevo», en guaraní).

    Flecha resaltó que la mayor tasa de analfabetismo en la población paraguaya se verifica en las mujeres, y que éstas son apartadas de forma temprana del sistema educativo para que atiendan su casa o formen una familia.

    Sin formación, muchas mujeres no tienen acceso a trabajos que les permitan mantenerse, y dependen de su pareja incluso cuando ésta les maltrata, destacó.

    Tanto Conamuri, como Paraguay Pyahura y la Cobañados llamaron hoy a la ciudadanía a sumarse a una movilización en repudio de la violencia machista, que se celebrará el próximo 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

    En Paraguay muere una mujer cada diez días a manos de su pareja, esposo, novio o expareja, y solo en 2014 fueron asesinadas 37 mujeres por causa de su género, según el informe anual de la Coordinadora de Derechos Humanos. EFE

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