- enero 2, 2015
En Paraguay, muchas personas viven del reciclaje. El proceso de recuperar lo que ya se desechó, hoy es fuente de trabajo de miles de familias en nuestro país. En una charla, Ella habló con Dulce Candela, la casa de reciclaje que prepara maravillas, reciclando.
Vivian Urbieta
vurbieta@gmail.com
El reciclaje beneficia al medio ambiente y en los últimos tiempos se convirtió en fuente de trabajo para muchos paraguayos.
Tal así, que Sonya Burgos emprendió su propio negocio en el que combina sus sueños: proteger los recursos naturales y recuperar materiales a través del reciclaje. Y así nace “Dulce Candela” en el barrio San Vicente, Asunción.
En el local, que abre desde las 8:00, se fabrica muebles, maquetas, juguetes, cuadros decorativos y esculturas.
Desde hace más diez años, además de ayudar a otras 18 personas más, “Dulce Candela” fabrica todo lo que el cliente pide. Ella habló con la propietaria, quien cuenta que es la única en su familia que se dedica al reciclado.
Desde pequeña es seguidora fiel del arte en las distintas facetas de este. “Siempre me gustó pintar, dibujar, crear”, confiesa.
Pero asegura que no conocía el verdadero significado de reciclar y de guardar lo que muchos llamaban “basura”, ella pensaba que el arte era solo cantar, o pintar. “Y como que el crear de lo que se tiraba no encajaba, me confundía mucho”, dice.
Los materiales con los que trabaja los consiguen por medio de las personas. “Tengo la enorme ventaja de que la gente tira muchas cosas. Los palest compro o pido. Además hay muchos complementos de éste que me sirven”, cuenta.
Los objetos reciclados tienen su precio. “La gente piensa que por ser reciclado es más barato. Uno crea en función a lo que ya no se utiliza, y es más difícil y más costoso, no más barato, uso mi creatividad, y muchos materiales para que sean duraderos”, aclara.
“No hagas todo, pero haz lo que puedas”
Esta es la frase que la identifica y con la que comienzan el día en “Dulce Candela”. El reciclaje para ella no es solo recuperar un material de la basura, es cuidar el mundo en el que habita.
Pero Sonya está contenta. Dice que muchas personas, aunque recicle porque “está de moda”, de alguna manera ayuda a la naturaleza. “Esto tiene más que un significado de seguir la tendencia, más bien el compromiso con el medio ambiente”, expresa convencida.
Insta a las personas a cuidar el medio ambiente de elementos como el plástico y las pilas. “Me gustaría que en los supermercados pongan papel como bolsas o regalar bolsas de tela para dejar de contaminar. En unos años más nos quedaremos sin agua”, añade.
“Se debe aprender a tirar. Existen formas de deshacerse de la basura para que no se convierta en tóxica. No se debe dejar que las grandes multinacionales digan que comprar y cómo. Siempre digo no hagas todo, pero haz lo que puedas”, concluye.