El mundo está dividido, por un lado, están los extremistas que desaconsejan más de una ducha completa a la semana y por el otro, están las personas que adoran el agua y sus efectos relajantes pero, ¿qué dice la ciencia al respecto?
La piel seca y agrietada, deja espacios en los que pueden introducirse gérmenes que causan enfermedades, especialmente a medida que envejecemos, cuando ésta se vuelve más fina y menos hidratada. Así lo aseguró la Dra. Elaine Larson, experta en enfermedades infecciosas de la Universidad de Columbia, en la revista Time.
Si bien no existen reglas fijas a la hora de definir cada cuánto debemos darnos una ducha, el portal Telemundo menciona qué debemos considerar antes de entrar al baño.
– Si tenés un trabajo cansador, vive en zonas calientes y húmedas, o realiza constantemente ejercicios. Con estos factores debería pensar en higienizarse diariamente, para eliminar el sudor de la piel, que podría favorecer el crecimiento de bacterias.
– Si no sudas demasiado, la ducha podría resecarte la piel y restarle aceites naturales en la superficie del cuerpo, lo cual favorecería las infecciones.
Lo recomendable es lavarte siempre las manos con frecuencia, como así también las ropas, para evitar enfermedades y prevenir la acumulación de suciedad en la piel.