- noviembre 29, 2019
Normalmente la mujer es la realiza todos los quehaceres del hogar, no importa cuánto tiempo trabajemos ambos, el reparto desigual de las tareas domésticas suele provocar en las mujeres frustración en el amor y después, rabia.
Es el momento en donde la mujer se siente incomprendida por sus parejas, para evitar ciertos conflictos es necesario buscar algunas estrategias e implementarlas en el hogar, y los conflictos permanentes por la limpieza y el planchado recupera rápidamente el equilibrio entre el amor, la vida y el hogar.
El escenario típico es aquel en el que ambos trabajan y están estresados, los dos llegan agotados por la noche a casa, dejan los zapatos en un rincón y se tiran en el sofá. Pero cuando se plantea el problema del baño sucio, una montaña de ropa sin lavar, o las camas sin hacer, casi siempre es ella la que echa una mano con la escoba, la plancha o la limpieza. Él está más a gusto sentado. La psicóloga Susan Quilliam en una revista femenina explicó algunas de las situaciones por las que las mujeres pasan.
Para analizar
Los guantes de goma: La terapeuta de pareja y psicóloga Susan Quilliam explicó que «inconscientemente, la mayoría de las mujeres siguen sintiéndose responsables de las tareas domésticas, en la misma medida en que se sienten emancipadas». Aunque crees que lo de las tareas domésticas es cosa de dos, después te pones los guantes de goma «para no poner en peligro la paz de la pareja» y cuando la frustración aumenta, desfogas tu ira en forma de acusaciones.
Su desorden en la época de soltero: Acordate de su casa de soltero, en aquel entonces, te parecía divertido e incluso te gustaba. Hoy, “te saca de quicio su desorden.», explica la psicóloga. Las mujeres nunca vivirían con otra mujer demasiado desordenada en un piso compartido. Pero con los hombres, lo hacen. Creen que, por amor, soportarán su desorden y están seguras de que el hombre cambiará. Muchas veces sucede todo lo contrario, aclara la psicóloga.
No me ayuda, así que no me quiere: Para las mujeres, las razones de su insatisfacción suelen ser más graves que el enfado por el trabajo adicional. Entonces aparece el pánico permanente «de no ser como una madre“, sino de dar una imagen de mujer independiente y fuerte con su propia carrera y un proyecto de vida propio. Además, los quehaceres domésticos siguen siendo una actividad poco considerada, quien puede contrata a una mujer de la limpieza que se encargue de la limpieza. Por esta razón, suele ocultarse el miedo a no ser respetado o cuidado por su pareja, tras las discusiones sobre lo que se debe limpiar. Cuando no se produce el cambio esperado de la persona amada, aumenta la decepción y se interpreta como muestra de su falta de cariño.
Conversa con él: esta claro que para fortalecer cualquier relación es necesario hablar con tu pareja de la manera más sincera y clara para llegar a un acuerdo común. Puede haber otra solución para cada tipo de pareja, algunos cambian cada semana, otros se dividen las tareas a partes iguales.
¿Cómo dividirnos las tareas?
Conseguir un equilibrio: Anota las tareas derivadas de la convivencia en pareja y quién las realiza. Muchos darán a conocer aquellas tareas relacionadas con el hombre, como el mantenimiento del vehículo u otros trabajos manuales similares.
Distribución equitativa: En caso de existir un desequilibrio, intenta encontrar una distribución equitativa de las tareas.
Establecer normas: Discute no sólo sobre lo que hay que hacer, sino sobre cómo hay que hacerlo. No sólo cuentan las exigencias de un solo miembro de la pareja, debén encontrar una solución juntos. Cuándo está limpia la cocina, cuándo está hecha la cama o está limpio el baño. Esto requiere flexibilidad de ambos.
Dar tiempo: Debes dar tiempo suficiente a tu pareja y también dar cabida a errores. Si te has olvidado de hacer la compra, no te pongas furiosa de inmediato. Tampoco puede esperarse que se acostumbre a la forma de limpiar de tu pareja a la primera, tené siempre en mente que todo ésto es un proceso en el que también pueden existir problemas.