En 1990, Madonna triunfó en el mundo entero con su canción «Vogue», acompañada de una coreografía inspirada en los círculos homosexuales más pobres y marginados de Nueva York que 25 años después evoluciona de manera sorprendente y sigue teniendo su cita semanal en la Gran Manzana.
El 20 de marzo de aquél año el gran público conoció, en el videoclip de la canción dirigido por David Fincher, el «vogueing», un baile nacido más de una década antes en los bajos fondos de Nueva York y que se movía entre la contorsión, el desfile de modelos y el homenaje al Hollywood clásico.
Tras llegar al último rincón del mundo en los noventa, regresó a la escena «underground», donde todavía sobrevive a la dinámica de lo efímero de la ciudad y donde recuerdan a la reina del pop con un sabor agridulce.
Entre la cohorte de bailarines de aquél vídeo estaban José Gutierrez y Luis Camacho, dos miembros de la casa latina Xtravaganza, y responsables de enseñar a Madonna la coreografía que la haría todavía más rica.
«Ella vino un sábado y bailamos para ella, como si fuera una audición», explica a Efe Gutierrez. «Madonna es como una enciclopedia y siempre quiere ser la primera en todo. Cada vez que necesita inspiración viene a los clubes de Nueva York, que era de donde ella también había salido. Allí se topó con nosotros», recuerda.
El baile era, en origen, una proyección de los anhelos de triunfar de los más desfavorecidos. «Era una serie de poses como los que tienen en la revista Vogue. Siendo gay te haces muchas fantasías, mirando las revistas… Todos veníamos de familias pobres y se trata de todos nuestros sueños llevados a la pista de baile», explica Gutierrez.
Por su parte, las «casas» eran «como pandillas» que iban a competiciones a bailar «vogueing» en el auge de la cultura de los «ball» (competiciones de baile) en Nueva York.
«Eran mayoritariamente afroamericanas, pero nosotros creamos en 1982 la primera casa latina. Entonces era muy difícil ser gay, llegábamos a Nueva York y no teníamos familia, nos agarrábamos los unos a los otros», explica el bailarín, que, en esa jerarquía familiar es el patriarca y le llaman Jose Overallfather Xtravaganza.
Como se veía en el documental de culto «Paris is Burning», también de 1990, había muchas más casas en la escena gay neoyorquina, como la Ninja, St Clair o Khan.
Esta última organiza todavía las «Vogue Knights», lo hace cada lunes cuando llegan al local Escuelita, en pleno Midtown, y son un viaje a aquella época.
«Ahora es muy diferente a lo que Madonna hizo, a lo que yo llevé a Madonna», asegura Jose Overallfather, quien no acaba de simpatizar con las nuevas formas pero las respeta. «El ‘vogueing’ es una forma de expresión y todo el mundo tiene derecho a expresarse», dice.
Pasarse por ahí devuelve, desde luego, la sensación «underground» que muchos anhelan en una ciudad que arrincona cada vez más lo marginal. La competición es descarnada en la pista y la sofisticación del «vogue» inicial ha pasado a ser mucho más radical, sincopada y más agresiva.
Quien organiza las «Vogue Knights» es Luna Khan, también de sangre latina y que antaño era miembro de Xtravaganza. Este baile requiere su espacio y «en una discoteca normal de Nueva York si lo bailas te piden que pares», asegura a Efe.
Él no tuvo la misma suerte que Jose Gutierrez y nunca llegó a sacar rentabilidad al fenómeno impulsado por Madonna.
«No recibimos nada a cambio. Nos mencionaron, vale, pero a veces es una cuestión de hambre. Ella tiene 800 millones de dólares y, ¿qué hizo ella por nosotros? Seguimos viviendo en nuestras casas enanas en Nueva York», dice todavía algo resentido.
Khan, que era fan de Madonna, recibió la canción con ilusión. «Sentí que me entendía. Era una canción sobre nosotros. En la letra expresaba lo que era el ‘vogueing’. Venir al club, olvidar todos los problemas y sentirte en la pista de baile como alguien fabuloso, como una estrella. Realmente captó la esencia», asegura.
Pero esa «Overallmother Madonna» pronto abandonó la casa y siguió hacia una de sus nuevas «reinvenciones».
«Madonna hizo que ahora cuando sepan de nosotros nos pregunten: ¿pero todavía alguien hace ‘vogueing’? El ‘vogue’ estaba antes aquí, sigue aquí y siempre estará aquí», sentencia, y justifica su relevancia.
«Sigue habiendo homofobia y transfobia. Los temas de nuestra vida como LGBT siguen ahí y tenemos que expresarlos. El ‘vogueing’ en vez de luchar o discutir, nos pone a bailar», dice.
Khan, de hecho, afirma que el «vogueing» está viviendo una segunda época dorada, especialmente desde que en 2009, en el concurso de baile de la MTV «America’s Best Dance Crew» participó el grupo de jóvenes Vogue Evolution, lo que ha hecho que se produzca competiciones de esta disciplina en todo el mundo.
«Las hay en Tokio, en Ucrania y, aunque no lo pueda parecer, también en Rusia», asegura, y añade que hay cada vez más mujeres y más razas sobre la pista. El pasado 28 de febrero, por ejemplo, se produjo una gala anual de estos «ball» en Queens.
De hecho, también se ha podido ver este fenómeno en el vídeo de Icona Pop «All Night» de 2013, en el que salía, precisamente, José Gutierrez, quien reconoce: «Lo que a mí me gustaría es que el ‘vogueing’ fuera una disciplina más, como el flamenco o el ballet. Que los blanquitos encorbatados se sentaran en el Lincoln Center y pagaran su entrada para verlo». EFE