Una cantante barbuda, un expresidente de Estados Unidos, una superestrella latina, cuerpos medio desnudos. Una extraña mezcla de personajes se reunió este sábado en el Life Ball de Viena con el objetivo de recaudar fondos contra el sida.
La explanada frente al Ayuntamiento de la capital austríaca ha sido esta noche el escenario de una de las galas benéficas más importantes del mundo.
En esta ocasión, el «Baile de la Vida» convocó a los participantes a crear un «jardín de los deseos», siguiendo la tradición de dedicar a un tema concreto cada año esta mezcla de fiesta mundana y lucha solidaria.
La respuesta llegó en forma de cientos de personas disfrazadas de flores, jardineros, arbustos y hasta insectos, con mucha provocación, mucho «body painting» (cuerpos pintados) y mucha piel al aire.
La ceremonia de apertura del baile puso sobre el escenario a muchos rostros famosos.
El cantante puertorriqueño Ricky Martin revolucionó al público interpretando su canción «Vida», parte de la banda sonora del Mundial de Brasil.
Como ya había anunciado por la mañana en una rueda de prensa, su actuación fue una auténtica fiesta y uno de los momentos más animados de la noche.
El ex presidente estadounidense Bill Clinton, un habitual de esta cita solidaria, también saludó al público y recordó que, más allá de la diversión, el «Baile de la Vida» sirve, precisamente, para salvar vidas
«Estáis dando vida a niños pequeños, víctimas inocentes de un enemigo al que aún no hemos vencido», dijo Clinton, fundador de la Clinton Health Access Initiative, una organización que tiene entre sus proyectos la prevención de la transmisión del VIH de madres a hijos.
Ya antes de la gala de apertura del Life Ball, Clinton había participado en un banquete de lujo en el que se recaudaron 800.000 euros con la subasta de objetos como un collar de la firma Chopard y un Audi S-1 diseñado por el fotógrafo David LaChapelle.
Marcia Cross, de la serie «Mujeres Desesperadas», y Billy Zane, uno de los protagonistas de Titanic, entregaron el premio «Crystal of Hope», dotado con 100.000 euros (136.000 dólares) y que este año ha sido para un proyecto de potabilización de aguas para mejorar las condiciones higiénicas de infectados por VIH en la región de en Kisumu, Kenia.
La moda, otro elemento ligado al Life Ball, llegó con un desfile de modelos de diseñadores como Jean Paul Gaultier y Vivienne Westwood.
El pase, dedicado a la ropa masculina, fue un viaje que recorrió desde una Venecia misteriosa a la India, pasando por Oriente.
La cantante Courtney Love, con un impresionante modelo que destaca su busto de forma exagerada, fue la gran estrella del desfile.
Pero el momento cumbre de la noche fue la actuación de Conchita Wurst y su «Rise like a Phoenix».
La barbuda cantante, ganadora del festival de Eurovisión y militante de la tolerancia y los derechos para los homosexuales, puso fin a la gala de inauguración.
Tras la ceremonia, los más de 3.700 asistentes al baile comenzaron la fiesta en los patios y salones del Ayuntamiento de Viena, sede desde hace 22 años del «Life Ball».
En estas dos décadas, esta fiesta se ha convertido en una de las mayores galas benéficas del mundo en la lucha contra el sida.
Si en su primera edición, en 1993, recaudó apenas 70.000 euros (95.000 dólares), el pasado año los fondos reunidos sumaron 2,4 millones de euros (3,2 millones de dólares), de los que casi 2 millones (2,7 millones de dólares) se destinaron a proyectos en otros países, principalmente de África, pero también del Caribe, Rusia y Ucrania.
Famosos como Elton John, Sharon Stone, Antonio Banderas, Melanie Griffith, Cindy Lauper, Paco Rabanne, Liza Minnelli o Heidi Klum han participado en esta cita cuyo lema es «Luchar contra el sida y celebrar la vida». EFE