- septiembre 4, 2013
Ana Aranda Menéndez.
Lisboa, 4 sep (EFE).- La tradicional toalla portuguesa cambia los aseos por la arena de las playas y se reconvierte en un modernizado objeto de diseño «triangular» que recorre las costas europeas antes de saltar al verano latinoamericano.
Bajo el nombre Vertty (derivación de «vértice»), este paño está realizado a mano a partir de ocho triángulos en diferentes tonos de un mismo color y encajados como un puzzle con aristas, frente al tradicional rectángulo. Está confeccionado además con un material un 30 por ciento más leve, llamado «ketten», y que absorbe menos agua.
La obsesión por esa forma geométrica, la del triángulo, alcanza hasta la caja en la que se empaqueta cada toalla.
Este irregular diseño, según explicó a Efe su ideólogo, el joven portugués de 24 años Diogo Cruz, busca «representar un estilo de vida», no solo «un producto, sino un viaje. El viaje de la ciudad a la playa» en el que se transporta «la parte elegante y cosmopolita» del centro urbano hasta el agua.
Además, se une a otro concepto como es la sostenibilidad medioambiental, y mantiene la unión con el mar hasta en sus tintes, puesto que los ocho colores en los que se produce -los hombres compran más los grises, mientras que las mujeres se decantan por el amarillo- están elaborados a partir de algas marinas.
A pesar de su juventud, esta es la tercera actividad emprendedora de este luso cuya formación se completó en las Escuela de Negocios de Harvard.
Cruz ya lanzó una empresa de energías renovables en su país natal y otra dedicada a la venta de cestas de comida en Australia y Sudáfrica que incluía paquetes de recetas y los ingredientes frescos para que fueran elaborados, dedicadas a aquellas personas sin tiempo para hacer la compra.
Con esta nueva aventura nacida de la mente de Cruz durante una jornada de surf en la playa de Palm Beach, situada al norte de Sidney, el creador portugués pretende convertir a Vertty en la primera marca en la que se piense cuando se hable de toallas de playa.
Un segmento que, según él, «no había sido explotado en todo su potencial» y en el que no existen grandes marcas de reconocimiento internacional o «emocional», al contrario que sucede con los otros objetos básicos para ir a la playa: el bañador y las chanclas.
Para dar a conocer su idea, que solo se puede comprar a través de su web (www.tryvertty.com) a un precio de 69,90 euros (92 dólares), Cruz junto a su equipo decidieron recorrer la costa de Portugal, España, Francia e Italia montados en una vieja camioneta Citroen HY de 1957 remozada para servir como «showroom» de la marca.
Armados con iPads desde los que los interesados pudiesen encargar uno de los modelos de toalla, recorrieron las playas españolas en Puerto Banús (Marbella), Tarifa, Cádiz, Sitges, la Barceloneta (Barcelona) y Torrevieja (Alicante).
Tras el buen recibimiento de esta primera aventura, que se vio interrumpida por un problema mecánico surgido en la camioneta que les obligó a regresar a Portugal, planean volver en septiembre a las costas del país vecino.
Pero Europa no es el único mercado que les interesa. Cuando el calor abandone el hemisferio norte, Cruz y sus cuatro compañeros -todos menores de 26 años- llevarán sus coloridas creaciones al verano de América del Sur, antes de que el próximo año recalen donde todo empezó, en las playas de Oceanía. EFE