Arrancó la Semana de la moda femenina en donde Giannini, estilista de la casa de modas, comentó tras el desfile que su ropa es para una mujer «que se quiere gustar más a sí misma que a los demás».
El desfile de Gucci inauguró la Semana de la Moda femenina de Milán 2014 con una apuesta por lo «retro», inspirada en la década de 1960 y en una estética sobria para la mujer para la próxima temporada otoño-invierno.
La estilista de Gucci, Frida Giannini, presentó un línea de ropa que complementa al hombre sesentero que también mostró en la anterior Semana de la Modamilanesa masculina.
El rasgo más común y característico de la colección fueron las faldas de línea, siempre por encima de la rodilla, acompañadas a menudo por botas sin excesivo tacón, tanto para el día como para la noche.
Los vestidos que lucieron las modelos fueron en su mayoría de corte simple, con alternancia de tela a pieles, especialmente presentes en los abrigos.
En su búsqueda de la sobriedad, la prestigiosa marca italiana mostró como norma una paleta de colores pastel empolvado, con un también destacado predominio del negro y el blanco y con una presencia eventual de estampados animales, como la serpiente o la jirafa.
En cuanto a los complementos, sobresalieron los bolsos sencillos y de tamaño medio, siempre a juego con las botas, mientras que las gafas de sol fueron invariablemente en cristal ahumado, ligeramente transparente, de un color en consonancia con el del vestido o conjunto.
La mujer de Gucci viste con prendas lisas de contornos precisos que delimitan la figura del cuerpo femenino.
Por el contrario, los grandes abrigos de peluche rosado o azulado fueron los encargados de poner voluptuosidad a esta colección.
Otra de las casas italianas que pasó bajo los focos de la pasarela lombarda fue Frankie Morello.
Morello presentó a una chica inquieta, inspirada en la película de la cineasta estadounidense Sofía Coppola «Las vírgenes suicidas» (1999) y cuya presentación estuvo marcada por un notable tono de frialdad y nostalgia.
El paso de sus modelos por la pasarela fue un paseo por el filo de un cuchillo que separa dos realidades bien distintas.
Por un lado una muchacha cándida y nívea, que viste en tonos rosados, nude y celeste y que se envuelve en transparencias y en aparatosas faldas de tres capas.
Por otro lado, la muchacha de Morello sufre una evolución para adentrarse en un mundo oscuro, en el que el auténtico protagonista es el negro.
Vestidos oscuros con estampados orgánicos cubiertos por abrigos de lana por las rodillas, que combinan con botas acharoladas de tendencia militar.
«Esta chica es una intelectual que estudia y se informa, que siempre lleva consigo un libro», explicaron los creativos de la firma al término del desfile. EFE
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