El punto acanalado, el tejido vaquero y las gruesas hebillas doradas fueron algunas de las claves de la colección Prêt-à-Porter de primavera-verano que descubrió la diseñadora británica Stella McCartney en la Semana de la Moda de París.
La firma inglesa inauguró la jornada a las 10:00 hora local (08.00 GMT) en los fastuosos salones de la Ópera Garnier, en una mañana que se levantó lluviosa y gris en la capital francesa.
En la primera fila, la actriz mexicana Salma Hayek presenció el espectáculo junto a su marido, François-Henri Pinaud, presidente del grupo Kering, al que pertenece la firma de la hija del integrante de los Beatles Paul McCartney.
Al cierre de la pasarela, Hayek explicó que esta colección de «texturas maravillosas» le pareció «muy cómoda» y le gustó porque «es como sexy, pero fácil», puesto que «se mueve y es muy moderna».
¿Cómo se consigue combinar desenfado con elegancia? Con bermudas-falda, vestidos desestructurados y pantalones anchos de tiro ligeramente bajo combinados con camisa.
Las formas alternaron las líneas cruzadas, que a su paso dejaron partes del cuerpo al descubierto, con cortes circulares, en una estrategia que consiguió su mejor reflejo en los bajos de las faldas.
Los vestidos de punto cayeron en pico, como si fueran el resultado de una superposición de capas transversales, mientras que los de seda ondearon con un estrecho volante en la parte inferior.
McCartney se sumó a la tendencia de reinsertar el vaquero en conjuntos completos e incluso jugó a imitar el color de este tejido con modelos en añil.
La diseñadora desarrolló un motivo con forma de alargado ojal que se dibujó sobre las prendas y se talló de forma rítmica en los bajos.
También innovó en unos estampados que trasladaron su caótica fantasía a las formas: si sobre la tela se mezclaban manchas de leopardo con flores y geometrías irreconocibles, en los vestidos se superponían capas con forma de pétalo como grandes volantes.
La moda vinculada a la esfera masculina y urbana se filtró en su pasarela con los monos largos y los ejercicios de deconstrucción de la cazadora «bomber»: la modista creó fluidas y largas chaquetas que mantuvieron el característico cuello de punto o las cremalleras metálicas.
Las gruesas hebillas que sujetaron tirantes y cinturones, así como los grandes eslabones de los collares transparentes de cadena, fueron los toques de ostentación de esta colección.
McCartney, defensora de una moda sostenible, se apoyó en la fluidez de la seda y la consistencia sofisticada de la organza en esta temporada estival, y propuso una paleta cromática de pasteles, crema, blanco y negro. EFE/Mercedes Álvarez