Las sofisticadas y delicadas plumas utilizadas en la alta costura para adornar y rematar puños, cuellos, bajos de vestidos, chaquetas y abrigos o para resaltar un sombrero inundan el Museo de la Moda de Amberes.
Ligeras como las de marabú, blancas como las del cisne, coloridas como las del pavo real o llamativas como las de la avestruz, las sofisticadas plumas y su aplicación a la moda desde el siglo XIX se pueden ver en esta exposición titulada «Pájaros del paraíso. Panaché de plumas», que estará abierta hasta el próximo 24 de agosto.
La comisaria de la muestra, Karen Van Godtsenhoven, explicó a Efe que las 120 piezas que se exhiben entre prendas de vestir y accesorios como bolsos, zapatos, sombreros o abanicos se han organizado bajo temáticas que reflejan cómo la utilización de plumas en la moda y en la alta costura «es una oda a la elegancia y el refinamiento».
Para los organizadores, el suave y delicado material, utilizado desde hace más de tres siglos en las creaciones de moda y en los accesorios, es un reflejo de «sofisticación, feminidad, ligereza o lujo, pero también de inocencia perdida y de romanticismo oscuro».
Buena parte de las piezas exhibidas forman parte de la colección histórica del museo, que se han combinado con otras de creadores como Cristóbal Balenciaga, Christian Dior, Yves Saint Laurent, Givenchy y Chanel, de diseñadores contemporáneos como el británico Alexander McQueen o los belgas Dries Van Noten o Ann Demeulemeester.
«Las plumas son muy usadas por la alta costura francesa para resaltar el glamur y la feminidad, pero, cuando las usan otros diseñadores como Van Noten o Demeulemeester, se hace con más sobriedad y es más una expresión de libertad», dijo la comisaria.
Van Godtsenhoven resaltó que, en el caso de McQueen, el resultado «era más dramático. Refleja a mujeres fuertes, muy diferentes de la delicadeza de Chanel».
McQueen recurrió con frecuencia a las plumas para adornar impresionantes vestidos de noche o trajes de novia, y también las imprimió sobre tela para otras prendas.
Las plumas empezaron a incorporarse a la vestimenta en la Edad Media, como reflejo del estatus social de quienes así adornaban sombreros y tocados o zapatos, y no fue hasta mediados del siglo XIX cuando se incorporaron de forma regular al vestuario femenino y a accesorios como bolsos o abanicos.
Iconos del cine como la legendaria Marlène Dietrich magnetizaba desde la pantalla envuelta en un abrigo blanco confeccionado con plumas de cisne y que hizo del accesorio una pieza clave del guardarropa de los años cincuenta.
Esa pieza «es la joya de la corona para cualquier traje de noche», dijeron los organizadores de la muestra, que dedican uno de sus espacios temáticos a las plumas de cisne blanco y negro.
La muestra se ha organizado en colaboración con la Maison Lemarié de París, fundada en 1880, referencia mundial del uso de este material y adquirida por Chanel en 1996.
«Hemos prestado fotos de muestras de plumas y un vídeo explicativo sobre cómo se trabaja con ellas», dijo a Efe una portavoz de la firma francesa, Agnès Brisson-Personnaz.
En la muestra se ven las diversas aplicaciones de plumas, sobre todo en alta costura para subrayar la elegancia y refinamiento en vestidos de noche, que requieren de una técnica especial, considerada «difícil y cara», explicó la comisaria de la exposición.
En la firma francesa, prácticamente la única que en su vecino país se dedica a este oficio, «las plumas se cortan y se pegan con cola blanca. A veces se fijan con una puntada (a los tejidos) para que sean más resistentes», agregó la portavoz de Lemarié.
«Se puede ver la inmensa variedad de motivos en plumas que se pueden realizar», señaló un portavoz del museo, que recordó que en el siglo XIX y sobre todo en los años de la «belle époque» (1871-1914) su aplicación en accesorios y en vestidos era reflejo de elegancia y refinamiento.
De nuevo, en los años veinte del pasado siglo, las plumas volvieron a instalarse en los accesorios, fundamentalmente en las bufandas y en los sombreros con que se adornaban las jóvenes «fashionistas» de la época.
En la actualidad, muchas plumas procedentes de las denominadas aves del paraíso tienen su uso prohibido a través de la Convención para la Protección de la Flora, Fauna y Bellezas Escénicas, conocida como Convención de Washington, y que entró en vigor en 1995.
Muchas plumas de otras especies de aves como gallos, faisanes, cisnes, pavos reales o avestruces se utilizan sin restricciones.
«Todas las plumas que utilizamos son naturales y también se tiñen con tintes naturales», explicó a Efe la portavoz de Lemarié, que señaló que únicamente utilizan plumas de animales comestibles, ya que las otras están protegidas por dicha convención.
También forman parte de la exposición esculturas realizadas con plumas por la artista británica Kate McGwire. EFE