En Italia, Gucci ha sido el centro de las miradas en la pasarela de Invierno 2015-16, después de que Frida Gianini directora creativa de la marca durante la última década, dejara “precipitadamente” la firma, (aunque Los rumores sobre su salida circulaban desde hace por lo menos 1 año) a cargo del desconocido Alessandro Michele, asistente de la directora desde el año 2002.
Por este motivo, la colección de la próxima temporada de invierno no ha pasado desapercibida, y el nuevo chico Gucci ha estado en el punto de mira de entendidos y amantes de las redes sociales, generando opiniones y críticas contrapuestas y creando debate.
La pasarela de Gucci podría calificarse de variopinta. Quedó claro que este “joven diseñador” ( 42 años), ha querido dar un vuelco al continuismo de Frida, que apostó por permanecer fiel al fuerte estilo sexy-femenino-poderoso, con destellos clásicos-burgueses, impuesto antes que ella por el diseñador Tom Ford y que llevó a la marca a obtener hace 3 o 4 años unos ingresos récord de 3.600 millones de dólares. Ahí es nada.
De mujer, a niña
Con esta colección invierno 2015-16, Michele se acerca a un estilo más juvenil y menos mujer-todopoderosa, más desenfadado y también más asexuado. Rompe así, definitivamente, con la imagen que la marca ha desarrollado durante los últimos 20 años, y con la que consiguió salir del consagrado mundo del cuero y los accesorios y crecer a todo trapo.
La propuesta de Michele es irregular, puede ser el resultado de haberse encontrado con una colección medio acabada; o las ganas locas de aportar algo muy personal en este glorioso momento de transición. ¡Quién sabe! En todo caso a primera vista se aprecia una cierta indefinición.
Asexuado y en pantuflas
Esta colección fluctuante en looks, va desde la inspiración romántica- lánguida en vestidos estampados (Valentino revisitado), pasando por faldas y abrigos que evocan maestras de post guerra o pobres sin más ( Prada style), hasta combinaciones de camisas de seda y pantalones de cintura baja, presentados por modelos sin curvas, en un intento de entrar en la tendencia del sin- género.
Lo sexy ha dado paso a lo lánguido y semi-rancio, y las féminas sensuales se han convertido en personajes andróginos y asexuados. Desde luego los directivos de Gucci han conseguido un cambio y los entendidos han alabado este nuevo capítulo de la marca. Según algunos: “ lo sexy permanece, pero ahora no es obvio”. Desde mi punto de vista unas pantuflas formato Gucci (estribo incluido) con peluches a los lados del talón, tienen de sexy, lo mismo que un camisón de franela a cuadros. O, ¿me he perdido algo?
Gucci, en las redes
En las redes sociales esta “revolución” de lo fuerte a lo flojo, ha generado sinsabores y resulta evidente que los grandes consumidores del lujo Gucci, localizados principalmente en los Emiratos Árabes, China, Latinoamérica y emergentes diversos, van a perder su referencia por lo que indudablemente caerán en otros brazos.
No veo a la mujer de Emiratos vestida en versión post-guerra y asexuada. Va en contra de su cultura y puede que de su religión. Por otro lado el que buscaba en las gafas, cinturones o zapatos Gucci, el sueño del lujo comercial, va a tener que convivir en un estado de confusión, con rebecas de punto a lo antigua maestra de barrio o camisas de seda con lazo para jóvenes sin busto.
La consigna ha cambiado, Marco Bizarri, Consejero Delegado de Gucci desde enero, ha dado un primer paso al manifestar entre los bastidores del desfile que “negocio (en moda) significa crear cosas bellas y no creo que nuestros clientes no reconozcan las cosas bellas“. Demasiados “no”, en una frase tan corta.
Será interesante observar si en el futuro, la marca Gucci consigue movilizar a nuevos clientes y mantener su inmensa cohorte de antiguos, realizando una exitosa transición desde su icónico y patente emblema del lujo, hacia una etérea y subjetiva imagen de marca de lo bello, independientemente de lo que el Sr. Alessandro Michele quiera entregar.