- enero 22, 2014
Lanvin se interrogó sobre la influencia de las redes sociales en nuestras vidas con una colección de otoño-invierno que abogó por la reafirmación de la propia personalidad, en la Semana de la Moda Masculina de París.
«¿Perdemos nuestra identidad o podemos seguir siendo nosotros mismos?» Con esta pregunta lanzada retóricamente a un grupo de periodistas, el modisto Alber Elbaz, director creativo de Lanvin, quien quiso defender «la libertad para elegir», en una era que privilegia la homogeneidad.
La colección, que ha diseñado junto a Lucas Ossendrijver, responsable de la línea masculina de la casa, propone manguitos bajo mangas remangadas, cinturones anchos exteriores como fajines y rejillas deportivas.
«Las formas son redondas y cuadradas, y los estampados y colores son digitales», aseguró Ossendrijver tras el desfile, que se celebró en la Escuela de Bellas Artes de París, con el actor estadounidense Will Smith en la primera fila.
En una colección que ve con recelo el desarrollo de internet, no son de extrañar deslices «noventeros», ejemplificados por vistosas zapatillas de deporte que recorrieron la paleta de color, incluyendo el representativo blanco inmaculado, ni su acercamiento a la contracultura «punk», que convirtió un imperdible en alfiler de corbata.
Antes de que concluyera el espectáculo con varias prendas con siluetas de rostros, como metáfora de que «este mundo borra la cara de la gente», como aseguró Elbaz, una serie de modelos se fundieron en un personal popurrí de rayas, colores, estampados y texturas.
Si la primera parte de la colección se mantuvo en los negros, grises, crudos y marrones, poco a poco se fue ampliando la escala cromática al frambuesa, fucsia, aguamarina, naranja, celeste y rojo.
La firma francesa Agnès b. incluyó en su desfile la presentación de la colección cápsula, que el cineasta Adrien Beau ha diseñado inspirándose en el siglo XIX.
Revivió así la estética de Sherlock Holmes, con un traje de tres piezas y bombín, la de Tom Sawyer, con gorra y pantalones que terminan ajustados por debajo de la rodilla, o la de la burguesía acomodada que porta bata burdeos, que en esta colección se convertirá en abrigo.
«No es para vestir a señores, sino a jóvenes», precisó Beau en declaraciones a EFE.
La segunda parte del desfile corrió a cargo de la propia Agnès Troublé, quien una vez más hizo gala de su pasión por el cine: esta vez ha retomado la moda de París de los sesenta que se plasmó en blanco y negro en los fotogramas de la «nouvelle vague».
«Me encanta el cine», advirtió Troublé a EFE, antes de recordar que fue ella quien diseñó los vestuarios de las películas de Quentin Tarantino «Reservoir Dogs» y «Pulp Fiction» y tras explicar que acaba de terminar el largometraje que ha dirigido, «Je m’appelle hmmm…», el cual llegará a las salas galas en abril.
Esta colección «muy francesa», y a la vez «muy internacional», devolvió los tirantes a la primera fila, propuso pantalones pesqueros con vuelta, pelvis cubiertas con doble botonadura, camisas de cuadros Vichy y, por supuesto, boinas.
La colección del japonés Rynshu, descrita por la propia casa como «glam-rock punk», destacó por sus metalizados azules, dorados y plateados, sus pantalones negros con rajas y cremalleras, y sus capas largas, que envuelven tanto al hombre como a la mujer.
Esta última jornada de la Moda Masculina de París concluirá con el desfile de Saint Laurent, a cargo de Hedi Slimane, al que seguirá el primero de Alta Costura, por cuenta de Atelier Versace. EFE