En la cabeza, al cuello o como vestido, el pañuelo gana posiciones como el más versátil de los accesorios.
Un simple trozo de tela es, con un poco de maña, el más versátil de los accesorios. Alegra cabezas, protege cuellos del terrible frío invernal y como acompañamiento, inyecta una dosis de personalidad al más sobrio y aburrido de los “looks”.
Los ejemplos se han sucedido a lo largo de la historia: Audrey Hepburn lo utilizaba en clave sofisticada para resguardar su pelo del viento, las “it-girl” lo llevan como diadema al más puro estilo “hippy”, y como chal puede ser el mejor aliado para la alfombra roja.
No te despeines
En el peinado, solía decir Hubert de Givenchy, se puede apreciar si una mujer domina con maestría todas las posibilidades de su look, y el pañuelo puede ser el aliado que marca la diferencia.
Las actrices de mediados del siglo pasado, como su musa, Audrey Hepburn, pusieron de moda el pañuelo doblado con forma de triángulo y atado bajo de la barbilla, casi siempre acompañado por gafas de sol.
Un estilo que aportaba un aire sofisticado, que la protagonista de “Desayuno con Diamantes” llevó hasta el día de su segunda boda, pero que también lucieron actrices como Sofía Loren, Brigitte Bardot o Grace Kelly.
La nieta de esta última, Carlota Casiraghi, adoptó el pañuelo como elemento vertebral de su estilo desde su última campaña para Gucci. Con un aire “hippy”, a modo de diadema, el pañuelo se dobla varias veces hasta obtener como una franja recta, que se coloca tapando el nacimiento del pelo y se anuda en la parte posterior. Un toque desenfadado y canalla que rebaja el más sofisticado de los “looks”.
De la utilidad, al mero accesorio
A lo largo de la historia, el pañuelo ha sido utilizado en zonas de climas fríos para proteger el cuello y los hombros de las bajas temperaturas. Por este motivo, el pañuelo ha adoptado un amplio y variado universo de motivos y estampaciones dependiendo de cada región.
En Rusia, los cubren de bellos estampados florales en vivos colores, y en España, la tradición artesana de zonas como Extremadura, han convertido el pañuelo en elemento vertebral del traje regional, y su belleza ha cautivado a mujeres como Grace Kelly.
La tendencia de las últimas temporadas marca un pañuelo tamaño XXL, al estilo manta, que, con varias vueltas al cuello, destaca y da calor. La pasarela marca tonos vivos, rojos teja y magenta, y estampados como el tartán o caleidoscopio fantasía.
Los pañuelos también pueden utilizarse como simple adorno y con el objetivo de insuflar un poco de personalidad al estilo. Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), es una habitual de este accesorio, que combina en sus tonalidades más alegres, para rebajar la seriedad de los trajes de chaqueta y pantalón oscuros que habitualmente utiliza.
De pareo a vestido de noche
Además de actuar como accesorio, el pañuelo escala posiciones como prenda: con un poco de imaginación puede sustituir a un vestido, una camiseta o una falda. En la playa, y en época de altas temperaturas, es habitual utilizar el pareo como complemento del bañador, protege del sol y sirve como vestimenta improvisada.
Con un poco más de maña de lo habitual, existen multitud de tutoriales para convertir un pañuelo de grandes dimensiones en camiseta o falda, aunque para evitar posibles desastres, es aconsejable recurrir a la ayuda de imperdibles, broches o alfileres.
El encumbramiento total del pañuelo ha llegado con su aparición en la alfombra roja, en forma de chal y “pashmina”, como el complemento perfecto de un traje de noche.
Lo saben bien veteranas del séptimo arte como Catherine Deneuve que utiliza el chal para aportar un toque de color a sus tradicionales vestidos negros, o su compañera Judi Dench, que ha convertido al pañuelo en su acompañante preferido de sus desfiles por la alfombra roja. Aunque la lección maestra, la dio Blake Lively, que en la última edición de Cannes acompañó un vestido joya de Chanel semitransparente, con un perfecto chal en tono crudo.EFE