La tendencia, una búsqueda desesperada

  • En unas clases de colección de moda a las que asistió la bloguera de Efe Estilo, la profesora manifestaba que una tendencia tiene de 3-4 años de vida.

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    Por Angélica De Diego

    Las tendencias son un asunto que me tiene fascinada de este mundo de la moda. El significado de ir hacia algo, entrar en la corriente o tener una preferencia me resulta interesante, incluso cuando soy consciente de que muchas personas nos dirigimos hacia algún objeto ya pensado por alguien, en algún lugar del planeta. Es una realidad que no me importa demasiado, mientras me guste, claro.

    En unas clases de colección de moda a las que asistí, la profesora manifestaba que una tendencia tiene de 3-4 años de vida. Dos años desde que aparece, se presenta “in the air”, o flota en el ambiente, hasta que llega a las empresas textiles en forma de composición de telas, colores, texturas, y estampados. Casi dos años más para que llegue a las tiendas del gran público… Y ya está. El color rosa, negro y blanco, texturas metalizadas, pantalones pitillo, faldas tubo. Y ahí entramos muchas, como desaforadas, a comprar lo que se lleva.

    Por supuesto que todas queremos estar un poco dentro de la moda, pues estar muy fuera de ella significa que no tienes ni idea del último grito (o sea eres una outsider), que no te cuidas lo suficiente o que eres una tacaña de primera. Y no hay disculpas, porque si hay algo democrático es la tendencia, pues afortunadamente se puede conseguir a cualquier precio y en cualquier rincón.

    Creación de Monique Lhuillier/ EFE JASON SZENES

    Creación de Monique Lhuillier/ EFE JASON SZENES

    Aires de Valentino, en mercadillo

    Todavía me sorprendo y me emociono al ver una camiseta de encaje, bastante bien planteada en todos sus detalles, con un aire de entre Valentino y Dolce&Gabbana en un mercadillo de la calle. ¡Qué gran triunfo! La tendencia entonces se ha impuesto por encima de cualquier voluntad del creador, la rueda ha funcionado y por fin ha estallado en un puesto al aire libre, entre zapatillas de esparto y ropa interior. ¡Qué visión maravillosa!, ¡qué milagro!

    Hoy en día, hablar de tendencias, es referirse también a una gran variedad de opciones, algo que esta muy bien, pues nos permite adecuar la amplia oferta de colores, formas, y tejidos a nuestros gustos y a nuestros cuerpos (este asunto no menos importante). Ante tal abanico de posibilidades, puede suceder que nos sintamos perdidos y percibir las múltiples colecciones de moda como en un lío impresionante, que puede llevarnos a la confusión y al desasosiego. Sin embargo, en todo este asunto yo solo encuentro ventajas. Que cada cual elija su moda de entre esa interminable oferta que existe. Hasta el punto de que la moda, a propósito o no, se repite cíclicamente, lo que posibilita ir “vintage”, si nos apetece.

    Al mismo tiempo y contradictoriamente, la tendencia, por definición, uniformiza. Y es que, querámoslo o no, al dejarnos llevar por la corriente, terminamos eligiendo cosas iguales, idénticas en colores y formas a las del vecino. Pero quién dice que no se puede estar exactamente igual de “cool” que tu amiga, que tu icono de estilo, que tu enemiga… Para gustos…¡las tendencias!

    Y sigo en la mía, ya que la tendencia como concepto me sigue atrapando, pienso en los cientos de cazadores de tendencias o “cool hunters”, viajando por el mundo en busca de inspiración, capturando ideas, imágenes, información, cosas flotando en el ambiente…, para finalmente y después de 4 años presentárselo a profanos como yo.

    Cool hunter

    Veo esos millones de fotos inspiración, colocadas en los blogs de moda; “It girls” del mundo, convocadas en miles de páginas webs, avisando y advirtiendo de lo que va y viene. Otro lío… Intento leer entre líneas y ver que es mucho más complicado. ¡Cómo me gustaría ser un “cool hunter “en estos momentos!, sobre todo cool.

    En ese punto, acudo a la cuna de la tendencia, porque finalmente he decidido apostar por los grandes creadores de alta costura, que por algo son grandes. Me encuentro con la última colección de verano 2014 de Dolce&Gabbana y me envuelve la emoción; me sobrecojo y mis deseos de sumergirme en las ropas me enloquecen. Veo al creador en su estado puro, alguien que quiere disfrutar, jugar con las texturas, los colores, la belleza. Por fin, entonces, me doy cuenta, y entiendo que el diseñador ha terminado una obra de arte individual, personal y auténtica. Ha conseguido crear algo fuera del paradigma de la tendencia actual, produciendo algo original que será una nueva tendencia para los demás.

    Todas las mañanas quiero ser como ellos ( vanidad de vanidades), sumergirme en mi armario, combinar tejidos, formas y colores. Disfrutar de lo fabuloso que es crear, y salir a la calle con mi estilo propio, siendo yo misma, que es, sin lugar a dudas, la última tendencia y la más original.

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