La supermodelo británica lanzó su nueva colección para Topshop, una «autobiografía» de su armario en la que recrea su debilidad por lo «vintage» y lo chic, pasando por su amor a las islas Baleares.
Flecos, lentejuelas, transparencias, bordados a mano y acabados metalizados dominan la colección de unas 40 piezas diseñadas por la británica, inspirada en su propia personalidad polifacética, para vestir desde una mañana de playa hasta la más exclusiva fiesta de noche.
Moss ha definido este trabajo como el más «sofisticado» de sus proyectos con Topshop, tres años y medio después de su última colaboración con el gigante textil británico, con el que regresa al mundo del diseño para dejar a un lado las tendencias del momento.
La colección, llamada popularmente «mossy», se lanza esta tarde en la tienda de Topshop en Oxford Circus de Londres y mañana se pone a la venta en 40 países, la web oficial y espacios multimarca como Nordstrom y Galerías Lafayette, en París, con los que se ha firmado un contrato especial.
La modelo, que recientemente ha cumplido 40 años, rescató para el proceso de creación fotografías de sus álbumes personales, recortes de revistas y prendas de su armario, cargado de tesoros «vintage» y setenteros, con los que ha reinventado diseños inspirados en ella misma y otras musas como Greta Garbo o Marianne Faithfull.
No faltan cazadoras y pantalones en piel con infinitos flecos, vestidos largos y de minifalda con el negro como dominante y también los habituales kaftanes que luce Moss en sus escapadas a las islas Baleares, Saint Tropez o Fuerteventura.
La colección de la londinense está dividida en cuatro líneas de diseño: el estilo étnico y playero de «Balearic Dressing», el toque chic de los años 20 para la tarde de «Tailoring Noir» y la elegancia y sofisticación de noche con «Cocktail Hour».
La línea «Pyjama Dressing» introduce el toque de innovación con sedas ligeras en kimonos, blusas y pantalones con coloridos estampados de cachemir.
Los diseños firmados por Kate Moss se venderán por un precio ligeramente mayor al de las colecciones anteriores, a diferencia de la tónica de bajo coste de Topshop, con un rango de precios que va desde las 50 libras (60 euros; 83 dólares) hasta las 300 (365 euros; 503 dólares) e incluso alcanza las 600 libras (730 euros; 1.007 dólares).
La modelo lo justifica en que en cada prenda ha cuidado al máximo los «detalles» con la intención de hacer este trabajo más exclusivo, hasta el punto de que de algunas prendas sólo se venderán 20 piezas.
La camaleónica Moss confesó echar de menos el mundo del diseño, donde se estrenó en 2007 con su primer trabajo para Topshop, firma en la que se siente «como en casa» dada la amistad que comparte con el dueño, el empresario británico Philip Green.
Convertida en una referente de estilo de las últimas dos décadas, la modelo continúa siendo un inagotable filón comercial desde que protagonizó su primer portada en 1990 para la revista The Face con catorce años, con altibajos en su popularidad que no le han restado un ápice de su magnetismo.
Su carrera como modelo, con algún papel en el mundo de la interpretación, se ha visto salpicada por escándalos relacionados con la anorexia y el consumo de drogas, si bien en los últimos años su imagen es más calmada.
La británica, que nació en el barrio londinense de Croydon, se ha convertido en musa de artistas, con su rostro aniñado que inspira inocencia y su mirada sensual, que hace firmar contratos multimillonarios y lanza al éxito todo lo que lleva su sello. EFE