Son bellas y jóvenes, pero no todas tienen el rostro perfecto de Halle Berry o Jennifer López que les permite lucir todo tipo de pendientes.
Seleccionar una joya que favorezca a una mujer es tan “importante” como elegir un buen vestido o el maquillaje perfecto.
Así lo manifiesta Alicia Solinís, directora de Formación del Gremio de Joyeros, Plateros y Relojeros de Madrid, quien explica que cada mujer requiere según el tono de su piel, la estructura del rostro o la extensión de su cuello una pieza distinta.
“Todas las piezas no son adecuadas para todas las mujeres”, asegura, mientras añade que es primordial fijarse en el tamaño de las orejas, el lóbulo e incluso los pabellones auditivos, de manera que los pendientes oculten los defectos y así la mirada de nuestro interlocutor se dirija hacia otro lugar.
El mejor ejemplo de cómo saber elegir los complementos más acertados para potenciar lo mejor de sí misma es la protagonista de “Sexo en Nueva York”, Sarah Jessica Parker.
“Desconozco si la asesora alguien, pero siempre sabe sacar el mejor partido a su belleza con la elección de pendientes y collares”, apunta Solinís.
Señala a Halle Berry y Jennifer López como el “concepto máximo” de la perfección en un rostro, el oval, que ambas actrices poseen. “Les van todo tipo de pendientes”.
Rostro de triángulo
La actriz Reese Witherspoon y Jennifer Love Hewitt son ejemplo de rostro de triángulo invertido, comienza con una frente ancha y la cara se va estrechando hasta la barbilla.
“En este caso los pendientes largos van bien porque ayudan a rellenar el espacio en el que se afina la cara”, indica Alicia Solinís.
“Potenciar otros atributos del rostro es vital para desviar la atención de lo desfavorable”, dice.
La experta en joyería detalla que las orejas son grandes o pequeñas en relación a la cabeza, y pueden estar orientadas hacia adelante o por contra muy pegadas, lo que cambia por completo la elección de los pendientes.
Además, el lóbulo de la oreja puede ser grande o incluso inexistente, una razón por la cual no es recomendable utilizar diseños muy pegados y grandes.
En este caso, pendientes de “gancho” o “aros” que fijen solo una pequeña parte de su estructura, son la mejor opción para la modelo Georgia May Jagger, hija de Mick Jagger.
Las orejas van cambiando con la edad, y el paso del tiempo las “descuelga” y amplía los lóbulos
Para demostrar su tesis, muestra fotografías de cómo actrices jóvenes como Kate Hudson o Kristen Steward, con orejas grandes y prominentes, resaltan su belleza cuando utilizan pendientes “anchos” y no “alargados”, porque la diferencia entre ambos es menor y no se ve el defecto.
“Courteney Cox (“Friends”,”Cougar Town”) tiende a utilizar pendientes alargados, un complemento que no le favorece porque tiene las orejas muy despegadas”, son los anchos los que mejor le sientan.
Alicia Solinís advierte que las orejas van cambiando con la edad, y el paso del tiempo las “descuelga” y amplía los lóbulos.
Admira a Jane Fonda y la elegancia con la que recorre la alfombra roja, sin embargo, explica que pocas veces acierta con los pendientes.
“Las orejas crecen toda la vida y se descuelgan. Ella tiende a elegir pendientes largos y con mucho peso, que a pesar de su belleza le afean esa zona y ponen de manifiesto lo peor de su anatomía”, advierte Solinís.
También desaconseja los pendientes largos en el caso de que las orejas sean desiguales, una más despegada o más grande que otra; también se puede dar el caso de que se encuentren a diferente altura.
La longitud de unos pendientes alargados potencia, además, una nariz prominente, ya que el ojo de nuestro interlocutor visualiza tres formas parecidas.
Collares
El collar es una joya polivalente que destaca en el cuello y “sirve de marco para la cara”. Su elección suele ser también conflictiva. “No siempre te puedes poner lo que quieres”, dice.
Aconseja tener en cuenta el tamaño del cuerpo y volumen, pues tienen una estrecha relación a la hora de elegir el collar y su extensión. Además, por supuesto, de la longitud del cuello.
“Un cuello pequeño no luce un collar corto o una gargantilla”, comenta y desaconseja el uso de múltiples cadenas, por muy finas que sean, cuando el cuello delata el paso del tiempo con arrugas, “pues provoca un efecto multiplicador” y la mirada se dirigirá hacia la zona que queremos ocultar.
Es lo que denomina “efecto espejo” que también se produce cuando el rostro está punteado con lunares o pecas. En este caso desaconseja zarcillos de forma redondeada.
Lo ideal para acertar siempre con la longitud del collar es saber hallar el punto de equilibrio
Lo ideal para acertar siempre con la longitud del collar es saber hallar el punto de equilibrio. Para lo que se recomienda medir con “un hilo simplemente” desde el nacimiento del pelo hasta la barbilla, para luego repetir la misma medida. En caso de personas con flequillo se mide desde el final de esta zona del cabello.
“La largura del collar que resulta es la ideal para ese rostro concreto, porque queda un espacio suficiente para que la cara respire”, dice la especialista.
Para collares más cortos, recomienda medir desde el pómulo a la barbilla de manera longitudinal y se vuelve a repetir desde donde acaba el cuello hacia abajo. “Una extensión que favorece bastante a la cara”, concluye.