Jonathan Anderson deconstruye Loewe 

  • En su debut como director creativo de Loewe, el diseñador Jonathan Anderson recibió este viernes a la prensa y a la clientela en la sede de la Unesco de París con un desfile en la Semana de la Moda que introdujo a la casa española en una nueva etapa.

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    Para su presentación en el calendario oficial de la Federación Francesa del Prêt-à-Porter, el creador norirlandés, de apenas 30 años, imaginó un espectáculo que rompió varios moldes.

    Si ya marcó una distancia con su predecesor, Stuart Vevers, cuando mostró sus primeras ideas para la casa propiedad de LVMH en la pasada Semana de la Moda Masculina, este desfile no hizo más que confirmarlo.

    Anderson ubicó a sus invitados en asientos de hormigón individuales de formas geométricas y en largos bancos dispuestos de forma arbitraria en un espacio al aire libre cubierto por una lona, de tal manera que diluyó la exclusiva y ansiada primera fila.

    «Quería que cada persona tuviera un punto de vista diferente de la colección», justificó Anderson, quien optó por esta sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), porque «es tierra de nadie» y quiere imprimir esa dimensión internacional en Loewe.

    El creador británico deconstruyó las prendas de tal manera que los retales de piel se apostaron de forma irregular sobre vestidos, «tops» e incluso bolsos, como volantes caóticos, y las cuerdas sirvieron para ensamblar las prendas.

    Preguntado por esta decisión, Anderson respondió con contundencia: «Quería desgarrar la casa y devolverla al lugar en el que debería estar».

    El objetivo que persigue es que sea una firma «real» y «honesta», capaz de erigirse como «líder en cuero», para lo que cuenta con la experiencia y capacidad de sus talleres.

    «Quiero incrementar la productividad, lo significaría poder contratar a más gente en la fábrica», explicó el director artístico sobre su proyecto empresarial para esta compañía con sede en España, en la que pasa un par de días al mes.

    El lino, el algodón y la piel fueron los materiales que canalizaron la creatividad fresca de Anderson y su visión de las mujeres españolas.

    En el ámbito cromático, el nuevo Loewe se atrevió con llamativos cereza, turquesa, amarillo, naranja, burdeos o verde vidrio, y el diseñador advirtió de que es un camino que desea «experimentar» en próximas colecciones.

    La paleta destacó especialmente en una de las prendas más representativas de esta primavera-verano: los pantalones anchos de cuero, con tiro bajo y cintura alta.

    Este debut contó con la presencia de los críticos de moda más relevantes del momento, entre los que se encontraba la directora de la edición estadounidense de Vogue, Anna Wintour.

    Las partes de arriba lucieron estampados rescatados de los archivos de la casa o se compusieron de un tablero de ajedrez de tiras entrelazadas.

    Los Amazona de los orígenes y los bolsos grandes con empuñaduras doradas acompañaron a este «prêt-à-porter», junto con los ostentosos pendientes geométricos y metálicos y los zapatos con un sólido tacón-plataforma.

    A este madrugador desfile siguió el de Chalayan, que privilegió la verticalidad y los estampados de fantasía, y el de Issey Miyake, que dio volumen a los blancos y coronó los modelos con imaginativos sombreros.

    La casa japonesa plisó las prendas en redes voluminosas que abrazaron los hombros en forma de chal, soñó con nuevos y playeros tejidos de cuadros, y exagerados y fluidos pantalones de corte zanahoria.

    La elegante colección de formas circulares de Miyake cubrió las cabezas con divertidas pamelas en pico, propias de elegantes brujas de cuentos de hadas. EFE

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