Jennifer Lawrence, estilo ante todo

  • La actriz estadounidense se traslada a la América rural de los años veinte sin perder un ápice de estilo.

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    De la piel azul de su Mystique de “X-Men” y del atuendo aventurero de “Los Juegos del hambre”, Jennifer Lawrence se traslada al pasado en un salto en el tiempo que la lleva a la América rural de los años veinte, pero eso sí, sin perder un ápice de su personal estilo.

    En “Serena”, un drama en toda regla dirigido por la danesa Susanne Bier -Óscar a la mejor película extranjera en 2011 por “En un mundo mejor”, la joven actriz estadounidense se mete en un papel heredero de las “femme fatal” tan habituales en el cine de los años cuarenta y cincuenta.

    Y como corresponde a este tipo de papel, la ropa juega un papel fundamental en la creación del personaje.

    Un vestuario muy vistoso, con looks tanto masculinos como femeninos, pero siempre potenciando el lado sexy, para contrastar con el trabajo de la industria maderera, en el que Serena se implica de lleno.

    Fotograma "Serena" / Imagen distribuida por Magnolia Pictures/EFE

    Fotograma «Serena» / Imagen distribuida por Magnolia Pictures/EFE

    Lujo “country”

    Vestidos y camisas de seda con grandes lazadas son las protagonistas de un vestuario que no ahorra en cuellos de piel de zorro, bordados y detalles de lujo, como vaporosos pañuelos o impresionantes joyas.

    Los verdes intensos de los vestidos de Serena -tanto de día como de noche- lucen en medio del gris boscoso en el que se desarrolla la historia, tanto como un precioso abrigo rosa adornado por cintas de seda del mismo tono.

    Ropa muy femenina que la actriz alterna con otros looks más adecuados para la parte más ruda de su papel, la de esposa de un empresario maderero que no duda en supervisar los trabajos en persona y, si es necesario, en empuñar el hacha con determinación.

    Fotograma "Serena" / Imagen distribuida por Magnolia Pictures/EFE

    Fotograma «Serena» / Imagen distribuida por Magnolia Pictures/EFE

    Para esos momentos, levitas de estilo masculino con chaleco y pañuelo de sede al cuello con pantalones de montar y botas de caña alta son el atuendo perfecto.

    Y para los momentos más íntimos, camisones de satén adornados con tiras bordadas, muy propios de la época y del cine de los años veinte.

    Todo tipo de detalles que potencian el estilo y el glamour de una estrella en alza, que a sus 24 años ya cuenta con un Óscar y con una larga carrera a sus espaldas, que en esta película aparece de rubia platino, con un cuidado peinado de ondas al agua, labios rojos y una cuidada piel de porcelana.

    Fotograma de "Serena"/Imagen distribuida Magnolia Pictures/EFE

    Fotograma de «Serena»/Imagen distribuida Magnolia Pictures/EFE

    Una imagen perfecta para interpretar a Serena, la joven que se casa con George Pemberton (Bradley Cooper), con el que conforma una pareja de guapos y elegantes en un medioambiente marcado por las diferencias sociales y el poder de unos pocos.

    Nueva colaboración de una pareja de actores de moda en la que las productoras han encontrado todo un filón.

    Juntos han trabajado en “El lado bueno de las cosas”, por el que la actriz consiguió el Óscar y Cooper una nominación; “La gran estafa americana”, por el que ambos fueron candidatos por sus papeles secundarios, y ahora “Serena”.

    Vestuario y paisaje, en tonalidades

    Una historia que les ha trasladado a las montañas de Carolina del Norte, a una explotación maderera, en 1920, pero sobre todo, a una relación apasionada y minada por la ambición y los traumas.

    En ese contexto, la estética era fundamental, como ha reconocido la realizadora. Por un lado la fotografía, los escenarios y la preciosista iluminación que proporcionan un paisaje tan duro como irreal, el de las Smoky Mountains, un enorme área que se divide entre Tennessee y Carolina del Norte, y por otro, el vestuario.

    La actriz luce en ese ambiente y con estudiada displicencia un vestuario creado por la diseñadora Signe Sejlund, una habitual colaboradora de Bier.

    “Signe tiene un gusto exquisito y es muy creativa. Tiene muy buena visión para captar lo que quiero transmitir (…). Los vestuarios y los escenarios son siempre una extensión de la psicología de la película y de la ideología de los personajes en cuanto a su trabajo y su forma de vida”, explica la directora.

    Por eso, el “vestuario resulta clave para transmitir la mentalidad específica de una época determinada”.

    Para buscar inspiración y recrear la época de la película, Sejlund escuchaba música de la época, veía películas de la época y leía libros de arte, todo para sumergirse de lleno en aquel momento concreto.

    Y como la historia se desarrolla en un bosque, en invierno, con mucho marrón, verde, gris, barro, tierra y polvo, el objetivo fue darle un toque de color a la película a través de la ropa de una Jennifer Lawrence que brilla con luz propia. EFE

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