Como cincuenta historias de amor ha definido este lunes el presidente de Pronovias, Alberto Palatchi, el medio centenar de vestidos de novia que se exponen en el Convent dels Àngels de Barcelona (noreste), que muestran los 50 años de una marca que democratizó los trajes de novia.
Con un vestido del año 1973 firmado por Pedro Rodríguez, el primer colaborador para Pronovias, que es además el más antiguo que se ha encontrado de la firma, arranca esta colección del cincuentenario, que no es una retrospectiva sino una selección de los vestidos más emblemáticos de todos estos años.
La marca Pronovias se creó como tal en 1964 y tiene su origen en El Suizo, una tienda de encajes y telas para vestidos de novia creada en 1922 en Barcelona, que posteriormente pasaría a ser San Patrick, un nombre que sigue vivo en la actualidad y que cuenta con una línea propia de trajes de novia.
Alberto Palatchi, el padre del actual presidente de Pronovias, pensó a mediados de los años 60 que, si vendían telas y encajes para que los creadores y las modistas hicieran los vestidos de novia, ellos también podían hacer y vender los vestidos, y así nace la primera firma de «prêt a porter» de moda nupcial de España.
En la exposición, de la que es directora artística Charo Mora, se identifican los seis rasgos que en estos años han definido su estilo y su evolución conceptual y estética. Vestidos Costura, Sirena, Kaftán y Halter (que marcan el cuello) y de Reloj de arena.
Aunque todos marcan una década, unos de los más emblemáticos son los vestidos Camisa, creación del diseñador Manuel Mota, que durante 23 años fue el director creativo de la firma, una pieza que se convierte en una metáfora de los nuevos códigos con los que irrumpe la firma en el siglo XXI.
Además, según Mora, con ellos se acaba el tradicional blanco novia y se incorpora el color «nude» con toques dorados para vestir a las novias. Con el nuevo siglo llegan también los vestidos inspirados en el mundo del cine, en los que se empieza a destapar a las novias con grandes escotes.
También hay trajes de algunos de los nombres más prestigiosos de la moda internacional, como Valentino, Emmanuel Ungaro, Elie Saab, Badgley Mischka o el español Hannibal, que han formado parte del universo de Pronovias y que crearon colecciones para la marca.
Un vestido destacado de Costura es el que se puso en 1988 Susana Gallardo, la mujer de Alberto Palatchi, que fue una colaboración de Pronovias con el taller de Balenciaga. Un vestido de otomán con cuerpo palabra de honor de visón blanco y un sobrio abrigo con costuras en forma de cruz.
Dos de los tres vestidos realizados en homenaje a la boda de Kate Middleton, que hizo Pronovias para esa boda real y que se expusieron en la tienda de Londres, también se pueden ver en esta muestra, además de los que llevaron el día de su boda Genoveva Casanova, Bárbara Gómez Acebo, Alejandra Prat, Astrid Klisans o Charisse Verhaert.
Al inaugurar la exposición, Palatchi ha dicho que han pasado 50 y que la marca está ahora mejor que nunca y que ve el futuro de Pronovias con mucha ilusión, porque detrás hay un gran equipo.
En todo el mundo hay actualmente 200 tiendas Pronovias, 3.800 puntos de venta, y la marca cuenta con más de 700 empleados.
La exposición, que se llama «50 Love Stories», estará abierta hasta el próximo sábado y luego se llevará a Nueva York y a Milán, y toda la historia de este medio siglo de la marca se plasmará en un libro que verá la luz el próximo otoño. EFE