La reclamación para que la casa retire su apellido del «Birkin Croco» llegó después de que la actriz y cantante, de 68 años, conociera la crueldad de los métodos empleados en la matanza a través de un vídeo de la asociación de defensa de los animales PETA.
Esa organización hizo público una grabación rodada en Zimbabwe donde, según PETA, se crían a los cocodrilos de los que se obtiene la piel que después transforman en bolsos, y en Texas (EEUU), donde están los caimanes para fabricar pulseras y relojes.
El vídeo muestra cómo los reptiles viven hacinados en bloques de cemento y son sacrificados «a sangre fría», dejando que algunos agonicen hasta la muerte.
«Se ha abierto una investigación en la granja de Texas. Cualquier infracción probada será corregida y sancionada», indicó la casa de moda en un comunicado en el que subrayó que la firma no es propietaria de esa explotación estadounidense y que las pieles que entrega no se utilizan para la fabricación de los bolsos Birkin.
Hermès no hace referencia explícita a la granja de Zimbawue, pero asegura que impone «a sus socios los estándares más elevados en el tratamiento ético de los cocodrilos» del organismo federal estadounidense Fish and Wildlife y de la Convención de Washington de 1973 de las Naciones Unidas.
En cualquier caso, las declaraciones de Birkin «no comprometen en absoluto la amistad y la confianza» que «desde hace año» comparte la casa de moda y la artista, agregó la firma especializada en ropa y marroquinería de lujo.
Los bolsos Birkin, fabricados a mano, son uno de los bolsos más caros del mundo, cuyo precio puede elevarse, a menudo en subastas o en el mercado de segunda mano, más allá de los 200.000 euros.
Su creación y comercialización se inició a principios de los años ochenta, tras un encuentro fortuito en un avión entre el entonces presidente de la compañía, Jean-Louis Dumas, y la actriz y cantante, expareja del icono francés de la «chanson» Serge Gainsbourg. EFE
