La firma Saint Laurent recuperó su identidad francesa con una colección otoño-invierno que clausuró la Semana de la Moda Masculina de París y cedió el testigo a la casa italiana Atelier Versace para inaugurar la Alta Costura.
La intención del modisto Hedi Slimane cuando aceptó la dirección creativa de la entonces todavía denominada Yves Saint Laurent era que pudiera trabajar desde Los Ángeles y, a juzgar por su propuesta, la distancia no ha impedido que se haya acordado de la patria del fundador para llevar a la pasarela prendas emblemáticas.
«Es una especie de homenaje a Francia», señaló tras el desfile la actriz mexicana Salma Hayek, que vio el espectáculo junto a su marido, François-Henri Pinault, propietario de la firma en tanto que presidente del grupo Kering.
Las boinas negras, que Slimane recubrió de insignias, y las camisetas de rayas marineras fueron los recuerdos franceses de una colección que Hayek calificó de «muy bonita» y que se inscribió en el estilo de un modisto que mezcla «lo ‘chic’, la elegancia y el ‘rock and roll'».
Quizás una de las piezas más relevantes de esta pasarela, liderada por una futurista plataforma de espejos que rebotaban un sinfín de haces de luz, fueron los botines de punta que se alzaron sobre un tacón elevado, si se compara con el calzado masculino tradicional.
«¿Por qué no?», exclamó a Efe quien fue compañero de Yves Saint Laurent, Pierre Bergé, a modo de aprobación de la propuesta para los pies del que él considera «el más grande de los diseñadores actuales» y que con esta colección ha demostrado una vez más su «dominio de los cortes, de los tejidos y de los colores».
No faltaron a la cita las prendas por excelencia de Slimane, es decir, los pantalones pitillo y las chupas de cuero, ni tampoco decepcionó en lo que respecta al trabajo de las chaquetas y abrigos, que recubrió de brillos, estampados de piel de gran felino, de tejido metalizado o ¡de pelo fucsia!
A pesar de tratarse de una colección para hombre, Saint Laurent también invitó a desfilar a mujeres, lo que podría interpretarse como un intento por atenuar las fronteras de género si no fuera porque todas ellas lucían vestidos cortos.
«Me encantó que incluyera mujeres, ayuda a crear el ambiente de la colección», consideró Hayek en el Carreau du Temple, antiguo mercado de abastos situado en las inmediaciones del barrio de Le Marais, donde se celebró el desfile.
Las trabajadas prendas bañadas de destellos tendieron así la mano a la Alta Costura, asignatura que sigue pendiente para el Saint Laurent de Slimane, y fueron la mejor manera de pasar el relevo a la primera colección de las jornadas dedicadas a esta apelación que sólo posee París.
Los vestidos ondearon sobre los cuerpos de las modelos de Versace, recorriendo de manera sinuosa los cuellos y escotes y trazando serpenteantes líneas verticales que descubrieron aleatoriamente la piel.
Las actrices estadounidenses Goldie Hawn y su hija Kate Hudson acudieron a la cita con Donatella Versace que terminó con la marcha sobre la pasarela de la modelo Eva Herzigova y de la también intérprete Amber Valletta.
El rojo pasión, el azul Klein, el blanco y el negro fueron los colores de un catálogo de vestidos de diferentes alturas y pantalones de campana, botas de caña hasta la rodilla y cinturones de ostentosa hebilla rectangular.
Cierra así esta jornada que deja tras de sí los desfiles de Dior Homme, que recurrió a una orquesta para acompañar a sus esmóquines, de Martin Margiela, ahora bajo la supervisión de John Galliano, de Lavin, preocupado por la situación actual, o de Cifonelli, que se apoyó en sus características hombreras en su nueva etapa.
A partir de mañana, Christian Dior, Chanel, Schiaparelli, Jean Paul Gaultier, Elie Saab, Valentino o Giorgio Armani Privé tomarán la batuta con sus propuestas más elaboradas, hasta que finalice la Semana de la Moda el próximo jueves. EFE