El diseñador colombiano Esteban Cortázar espera consolidar su propia firma en París, según explicó a Efe mientras todavía digería «la energía muy positiva» recibida en el que fue su primer desfile oficial dentro de la Semana de la Moda de París, donde debutó como director artístico de Emanuel Ungaro.
«Yo todavía no puedo creer que hayamos llegado a este punto», confesó el diseñador, nacido hace 30 años en Bogotá, quien presentó su colección de «prêt-à-porter» otoño-invierno el pasado lunes junto al barrio de Le Marais.
Lleva viviendo ocho años en la capital francesa, que en su opinión «es la mejor ciudad para crear una marca», puesto que considera que «aquí salen las ideas».
A pesar de que para él París se ha convertido ya en su hogar, asegura que sigue teniendo «mucha relación con Colombia», adonde viaja varias veces al año, porque se siente «muy conectado» con su país.
«Me siento muy colombiano, muy latino», precisó este diseñador hijo de madre inglesa, que no olvida el lugar en el que pasó su infancia antes de trasladarse a Miami (Estados Unidos).
Fue precisamente su adolescencia en Florida la que marcó su trayectoria como diseñador autodidacta, puesto que allí entró en contacto con el mundo de la moda.
En aquella época «conocí a Gianni Versace» y a otros profesionales del sector, precisó Cortázar, quien recuerda aquel periodo como algo «muy especial», que le llevó a confirmar su deseo de dedicarse a esta profesión.
A los 18 años ya era el diseñador más joven en desfilar en la Semana de la Moda de Nueva York («eso dicen», contesta cuando le preguntan), y con 23 llegó a París para asumir su cargo al frente de Emanuel Ungaro, de 2007 a 2009.
Durante su etapa en esa casa se tomó un paréntesis en la firma que lleva su nombre, fundada en 2002, y que volvió a retomar diez años más tarde.
La pasada temporada organizó su primer desfile propio en París, en el circuito «off», y en esta edición se integró en el calendario oficial de la Federación del Prêt-à-Porter para continuar explorando el trabajo del cuero y los cortes con láser.
En la colección de otoño-invierno «hay muchas ideas que vienen de diferentes bailes que me encantan, como el flamenco, el tango o la salsa», detalló Cortázar.
Estas referencias se reflejaron «en los volantes, en los flecos y en los movimientos de la ropa», como prueba también de que sus raíces se filtran en sus costuras y cortes.
«Siempre hay un lado donde experimento con la sensualidad latina y otro con el que experimento con la sofisticación de la mujer parisina», aseguró.
Para la paleta de la temporada de frío se inspiró en los colores «tierra, barro, las diferentes rocas y cristales» de Taos, «uno de los pueblos más viejos de Estados Unidos».
Su colección con neopreno, cuero, popelina o guipur recibió los aplausos del público que asistió al desfile y permaneció disponible para la prensa y la industria en su «showroom» de la calle Rivoli de París. EFE