Diseñadoras paraguayas reivindican el ñandutí, un centenario encaje artesanal en forma de tela de araña expulsado durante décadas de la alta costura, que vuelve a ser sinónimo de elegancia e identidad nacional gracias a su marcada presencia en las colecciones de la Semana de la Moda de Asunción.
Cuenta la leyenda que el ñandutí es fruto del amor apasionado de una madre indígena guaraní por su hijo y de éste por una hermosa muchacha.
El joven guerrero Ñanduguasú (avestruz en guaraní) quiso conquistar a la mas bella mujer de su comunidad, pero ella, para probar su amor, dijo que se uniría al hombre que le trajera el mejor regalo del bosque.
La casa de la joven se llenó de presentes de todos los pretendientes, maravillas hechas con plumas, semillas y maderas, pero ninguna era de Ñanduguasú.
El guerrero vagó por el bosque largo tiempo hasta encontrar el preciado obsequio que buscaba, una brillante y delicada tela de araña. Ñanduguasú peleó contra uno de sus competidores que intentó arrebatársela y cuando fue a agarrar el premio, la tela se deshizo en sus manos.
Su anciana madre, desesperada por el desconsuelo del joven, se arrancó su cabello blanco y comenzó a tejer el primer ñandutí, imitando las telas de las arañas.
Ese es el mito que rodea al tradicional y extremadamente laborioso encaje que se teje a mano en círculos y con ornamentales motivos geométricos en Paraguay.
«Es una tradición que se está perdiendo y había que buscar la manera de que la gente joven lo use, antes era de abuelas», dijo a Efe la diseñadora de la marca paraguaya Ocre, Rocío Achucarro, que presentó su colección «Ambrosías del Ñandutí» en el cierre de la Semana de la Moda de Asunción, el pasado domingo.
Cansada de que este encaje tan paraguayo fuera relegado a los manteles incluyó en la mayoría de sus diseños de esta temporada el ñandutí, entrelazado con tejidos de colores pastel y enormes estampados de flores.
Su meta es encontrar «la sintonía perfecta entre lo tradicional y lo contemporáneo», explicó.
Según los historiadores, el origen real del ñandutí es el encaje de Tenerife, de las Islas Canarias españolas, que llegó a América durante la colonización y se mezcló con las artesanías de los habitantes nativos del continente, evolucionando durante cientos de años.
Actualmente apenas varios centenares de artesanas se dedican al ñandutí, concentradas en su mayoría en la ciudad de Itauguá, a unos 30 kilómetros de Asunción, una tarea fomentada modestamente por el Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA) con cursos de formación y otras actividades.
Las artesanas de Itauguá desde hace varios años elaboran las prendas de Ocre, que también combina otros elementos tradicionales paraguayos con la vanguardia de la moda internacional.
Achucarro destacó que «el arte de hacer ñandutí» es muy laborioso. Por ejemplo, una artesana tarda dos meses para completar un mantel de dos por dos metros, trabajando cinco horas por día.
«Queremos revitalizar eso y que los jóvenes lo aprecien y consuman», añadió.
Más de 30 marcas y diseñadores participaron en la Semana de la Moda paraguaya, que durante cuatro días reunió a lo más destacado del universo de la alta costura local.
La exhibición recorrió los mejores trabajos de las marcas de referencia en Paraguay, junto a otras que han logrado exportar su talento a nivel internacional.
Firmas consolidadas como Aravoré o Joyas Fió, pionera en promover las tradiciones culturales de Paraguay en la alta moda con filigranas de oro y plata, se presentaron junto a otras emergentes como Maestro o Morena Toro.
«La gente empieza a valorar más lo nuestro, el ñandutí, la filigrana, diseños únicos», destacó a Efe el director creativo del festival, Paolo Defelippe. EFE