Dibujitos infantiles e informales vaqueros visten al hombre en París

  • La imaginación desbordante de Walter Van Beirendonck subió hoy al escenario del Teatro de Châtelet en una jornada inaugural de la Semana de la Moda Masculina de París en que se estrenó Strateas.Carlucci y donde Valentino fue urbano vaquero.

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    «Me parece muy interesante diseñar para el hombre porque tienes que tener mucho cuidado con las fronteras, saber hasta dónde puedes ir», explicó Van Beirendonck, uno de los creadores que más versatilidad ofrece al hermético armario masculino, al que en esta ocasión bañó de un universo infantil y fantástico.

    Setas rojas y blancas, globos de colores, trenecitos, un arco iris… Los estampados (y el «jacquard») del diseñador belga exploraron esa delgada línea que le ha mantenido al frente de su firma durante más de 30 años.

    «Me alegro de que la moda de hombre haya adquirido importancia en los últimos años, porque antes era algo secundario», incidió el autor de «Electric Eye», su colección para la próxima primavera-verano, que combina rasgos «pop» con referencias a la década de 1970.

    Foto: EFE

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    Quedarán como piezas icónicas de este desfile los pantalones de pata de elefante, las cazadoras de cuero con orejas de conejo o con dientes de monstruo, las zapatillas con burbujas de goma y los sombreros «fedora» de bruja.

    Horas antes de que este diseñador invitara al público a subirse a las tablas de un (precioso) teatro vacío, el dúo que insufla creatividad a Strateas.Carlucci respiraba aliviado tras haberse hecho un hueco en el exigente calendario oficial.

    Con el argumento de que «París es la capital de la moda», los treintañeros Mario-Luca Carlucci y Peter Strateas han cumplido su sueño de viajar desde Melbourne para ser, según subrayaron, la primera firma australiana que alcanza la meca de los desfiles. Y lo han hecho con el merino nacional por bandera.

    «Normalmente la gente piensa que la lana merino es para el invierno, pero queremos usarla para el verano», explicó a Efe Carlucci en referencia a una colección estival en la que esta fibra convivió con la seda o el «jacquard».

    Foto: EFE

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    El «showroom» que abrieron en París en la temporada otoño-invierno 2012-2013 fue el primer acercamiento a una industria que el año pasado le otorgó el premio Tiffany & Co. y el Woolmark nacional con el que representaron a Australia en la final masculina de Londres.

    Esta mañana su pasarela se vistió con patrones de líneas rectas que excedían las dimensiones del cuerpo y daban lugar a «mangas y hombros exagerados».

    La fotografía de un iris fue el punto de partida de esta colección que reprodujo la paleta del ojo, desde el blanco hasta los tonos verdes y azules, así como las franjas de colores que rodean la pupila.

    La tecnológica rejilla fue quizá lo más innovador de esta muestra inaugural con la que quería apostar tanto por «materiales» como por «siluetas».

    Un rejuvenecido y desenfadado Valentino se enfundó vaqueros y zapatillas con la puntera de goma blanca para volver a un instituto que hace décadas que dejó.

    Las cazadoras con cremallera en el frente, sobre jerséis de punto, fueron el billete de regreso a 1970. Maria Grazia Chiuri y Pierpaolo Piccioli jugaron a recubrirlas de manchas de vaca, estampados de camuflaje, mapas y banderas o elementos de fauna y flora.

    Christophe Lemaire, quien hace un año dejó Hermès para concentrarse en su propia marca, mantuvo sus diseños en la sobriedad de los conjuntos monocolor y la escasez de elementos decorativos.

    Únicamente las solapas de los bolsillos, más presentes que de costumbre, rompieron la sencillez de unos modelos que destacaron por la altura de la cintura de los pantalones y por la combinación de la elegancia con un casi imperceptible toque deportivo. EFE

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