Dos hispanos, uno de origen colombiano y el otro de ascendencia peruana, empiezan a despuntar en la órbita tecnológica de EE.UU. gracias a la aplicación Kander, una plataforma donde los usuarios piden a otros opiniones anónimas, como qué vestido usar en una fiesta, y que ya suma miles de adscritos.
Sin ser programadores, ni tener experiencia o recursos económicos, Antonio Alcázar y Nicolás Barrios crearon esta aplicación que esperan pueda convertirse en un modelo para que otros hispanos se atrevan a entrar a este sector, donde la presencia de hispanos no es numerosa.
«Tuve una idea, un sueño, y eso es lo que me empujó a asociarme con otros jóvenes para hacer esta aplicación», relató a Efe Alcázar, californiano de origen peruano, quien ideó el proyecto dos años atrás cuando su novia le pidió una opinión sobre qué vestido usar para una fiesta.
«Yo le dije que el morado me gustaba y me dijo ‘estás loco, tu no sabes de moda’. En ese momento pensé: que bueno sería si pudiera dar un opinión honesta sin que nadie me juzgara», relató.
Sin el más mínimo conocimiento de tecnología y de redes sociales, el joven decidió buscar respaldo para crear una aplicación donde el usuario pidiera las opiniones y sus amigos pudieran contestar de forma anónima, una idea que mereció al inicio un rechazo casi total.
«Me decían que era imposible, que ese no era un terreno para mí, que iba a perder mi tiempo», explicó.
Son varios los estudios que reflejan el bajo porcentaje de hispanos que trabajan en el famoso Silicon Valley (California), donde tienen sus oficinas emporios como Facebook, Twitter y Google.
Según un estudio del San José Mercury News, los hispanos no llegan al 5 % de los trabajadores técnicos de esta industria ubicada al norte de California, un dato que contrasta con el incremento progresivo de este tipo de empresas.
«Es un grupo muy cerrado. Por lo general son programadores los que se inventan estas nuevas aplicaciones y son asiáticos o blancos los que lo hacen, además se necesita dinero para empezar», afirmó a su turno Barrios, hijo de padres colombianos.
Además de su inexperiencia en el sector, esta pareja de emprendedores se enfrentaron también a la falta de inversionistas confiados en su proyecto.
«No es un negocio tangible, como hacer tortillas» aclaró Alcázar, quien recordó además que tuvieron que hacerse pasar por mozos para poder entrar a una conferencia de inversionistas.
«Valía como 1.500 dólares, así que dijimos que éramos parte de los meseros, entramos y ya adentro nos cambiamos y comenzamos a hablar con la gente», relató.
Después de casi dos años de tocar puertas y de sumar al grupo a un programador, la idea de Kander logró hacerse realidad.
«Hasta mi mamá nos aportó una idea para el logotipo y creo que esto es lo más importante. Nosotros como latinos tenemos el apoyo de la familia y también podemos convertir una idea en realidad», valoró Alcázar.
Como parte del lanzamiento, ambos emprendedores desarrollaron una fuerte campaña para que diversos cantantes y actores utilicen su aplicación y logren obtener críticas constructivas.
«Estamos buscando el apoyo latino, creo que debemos echarnos la mano entre todos para ir creciendo en las industrias donde más nos tienen relegados», dijo Barrios, en alusión a la poca representación latina en la industria informática.
El proyecto de integrar las minorías al pujante negocio de la tecnología encuentra cabida incluso en las mismas corporaciones, como lo prueba que a comienzos de este año el fabricante de chips Intel anunció que asignará 300 millones de dólares para apoyar la diversidad entre los talentos de su empresa. EFE