Calvin Klein Collection juega con la Semana de la Moda

  • a línea masculina de Calvin Klein Collection en la Semana de la Moda para Hombres de Nueva York sacó el lado más juguetón de una firma siempre minimalista, pero también «se la jugó» a una apuesta naciente por la que no mostró compromiso firme al no realizar desfile ni contratar modelos.

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    En las oficinas de Calvin Klein Collection en el centro de Manhattan se vio la mejor ropa de la marca, impecable como de costumbre, con un plus de ingenio en los tejidos y de ironía en el patronaje.

    Sin embargo, también quedó clara la declaración de intenciones de una de las primeras grandes marcas que se ven en este experimento de Semana de Moda para hombres y, en comparación con el despliegue de modelos, pasarela y espacios que ocupan los diseños de Francisco Costa, lo de hoy fue lo más parecido a ir a una tienda.

    Como apoyo a la iniciativa dejó que desear, aunque como experiencia de interacción con los diseños y los tejidos ofreció una gran oportunidad fundamentalmente a compradores y, de rebote, al resto de los asistentes, entre ellos la prensa.

    Por un lado, esta colección subraya la tendencia apuntada ayer por diseñadores como el hondureño Carlos Campos: el hombre que viene en 2016 también se va, porque es ubicuo, viajero, curioso. Calvin Klein Collection, que siempre ha disfrutado con las estructuras geométricas, se apunta a las de los bolsillos safari, de las mochilas. Y dice sí al color caqui y al tejido duro.

    Por otro, el juego de ilusiones que hace esta colección deja claro que, pese a seguir la tendencia general, siempre ha habido clases y la marca neoyorquina es de las altas, por mucho que juegue con el zapato-sandalia o mezcle las chanclas de velcro con los calcetines.

    Ahí es donde el equipo creativo de la marca parece haber disfrutado. En lo utilitario, por ejemplo, los cinturones no sujetan, sino que caen como correas puenteando las trabillas del pantalón, y los jerséis ni abrigan ni apenas cubren, pues transparentan el diseño de la camiseta que va pegada a la piel.

    En el tejido, la lana se aprieta y se hace dura hasta parecer loneta, de la misma manera que en una fascinante mezcla de algodón, poliéster y poliamida dan como resultado camisetas que dan sensación de embalaje, de espuma para material sensible. O incluso la tela vaquera sirve también para tejer jerséis. Trampantojos con las siglas CK.

    En el color, el recorrido va del citado caqui y el vaquero al verde, que evoluciona desde las chaquetas con un deje militar a las gabardinas con ecos del movimiento mod.

    Nada es lo que parece en esta colección, de la misma manera que esta Semana de la Moda de Nueva York tampoco aparenta ser más que una feria textil.

    Más esfuerzo de puesta en escena se vio en esas marcas para las que la creación de esta separación por sexos en la Fashion Week sí que ha sido el fruto de una larga lucha y de una nueva oportunidad de mercado.

    Así, Thom Brown entendió el 2016 como un juego de espejos en el que la sobriedad, al reflejarse, multiplica su elegancia y su sofisticación, creando un ejército virtual de clones en trajes que recorren toda la escala de grises con alguna parada discreta en la extravagancia.

    Pantalones de corte pescador con tobillos a la vista, mangas ligeramente cortas e inamovibles gafas de sol forman una colección basada en la fascinación por la asepsia.

    El diseñador de Iowa Todd Snyder, por su parte, hizo un desfile al uso, con celebridades incluidas en la primera fila, como Christian Slater, Joe Jonaso Darren Criss.

    Su ropa, en cambio, fue tan elegante como convencional. El caqui, el gris y el verde también conformaron una paleta, aplicados a trajes de chaqueta y gabardinas.

    Además, la marca Public School «detuvo» a sus modelos y convirtió el espacio de moda en una rueda de reconocimiento: una oda a la rebeldía que coquetea con la delincuencia, con un toque de los noventa entre el desafío del hip hop o el empalago de una boyband.

    La colección inspirada en un televisor con la pantalla sin señal creada por Timo Weiland y la apuesta siempre muy urbana de Rag & Bone completaron la segunda jornada de esta primera edición de la Semana de la Moda para Hombres de Nueva York que tiene dos días más para perfilar con más claridad su identidad. EFE

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