La Semana de la Moda de Nueva York arranca mañana con 350 desfiles de los principales diseñadores consolidados y emergentes del mundo, que mostrarán sus creaciones para el próximo otoño/invierno junto al río Hudson, en los muelles y galerías de estilo industrial del barrio de Chelsea.
Así, la pasarela más comercial y plagada de rostros populares del circuito de la moda sigue con su nomadismo de los últimos años por esta fechas, dejando definitivamente atrás las sedes de Bryant Park y el Lincoln Center.
Los sospechosos habituales, esto es, compradores, periodistas, «bloggers», «fashionistas» y curiosos, se trasladarán durante los próximos siete días al suroeste de la isla de Manhattan, donde la previsión de lluvia e incluso nieve no lo pondrán fácil a la hora de vestir con estilo en una zona plagada de andamios, charcos y la fría brisa que azota al río Hudson.
En total serán más de 145 diseñadores entre veteranos como Ralph Lauren, Oscar de la Renta, Diane Von Füsternberg, DKNY o Calvin Klein, y emergentes como Eckhaus Latta, Rosie Assoulin o Pyer Moss.
Esta vez no estará Tom Ford, quien ha anunciado que pospone hasta septiembre la presentación de su nueva colección.
Algunos nombres españoles habituales en esta plaza como Desigual, Custo Barcelona o Del Pozo con Josep Font mostraran sus apuestas para la próxima temporada, así como latinos de la talla de Narciso Rodríguez, Fernando García o Ángel Sánchez.
Más allá del cambio de sede, esta semana de la moda de Nueva York también estrenará nuevos modelos de venta adelantados en la pasarela de París.
Firmas como Rebecca Minkoff o Banana Republic se han apuntado a la moda de poner a la venta inmediatamente después del desfile las prendas que se ven en la pasarela, lo que define muy bien la etiqueta de Twitter en boga «#SeeBuyWear».
Las redes sociales, como ya ha ocurrido en la semana previa de moda de hombre, se adelantarán a los medios tradicionales, aunque algunos diseñadores que no terminan de comprender los nuevos tiempos se planteen prohibir las fotos con teléfono móvil en sus presentaciones.
A las firmas habituales de «intrusos» de la industria de la música y el cine, como Victoria Beckham, que ya ha presentado en varias ocasiones sus colecciones en Nueva York, se sumará este año el marido de la principal «celebrity» en Estados Unidos, Kim Kardashian.
Kanye West presentará sus creaciones nada menos que en el Madison Square Garden, y por supuesto a su mujer para acaparar todos los flashes y atención mediática posible en la que será su primera aparición pública tras su segunda maternidad.
Otras estrellas metidas a diseñadoras que enseñaran sus trabajos son las hermanas Mary-Kate y Ashley Olsen, conocidas amantes de la moda y autoras de diseños de la firma «The Row», así como la cantante Rihanna, que ha colaborado con la marca deportiva Puma.
En la semana de la moda de Nueva York hay tantas caras conocidas que este año no ha habido ni que esperar al comienzo de los desfiles para verlas.
Este martes los protagonistas de «Zoolander 2», incluidos Ben Stiller y Penélope Cruz, presentaron la película en la gran manzana con un desfile de moda que ellos mismos consideraron el disparo de salida extraoficial de la Fashion Week.
Según el medio especializado en economía CNBC, la Fashion Week deja cada año 900 millones de dólares a la ciudad de Nueva York, de los cuales 532 millones son en gasto turístico, pues los visitantes que atrae son, por deformación profesional, más consumistas que los que acuden a, por ejemplo, los eventos deportivos. EFE