Aros en singular

  • Uno es suficiente: el aro aparece desgajado de su hermano gemelo como uno de los “must” de la temporada.

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    El más soso de los “looks” puede transformarse con las joyas acertadas. Esta temporada, la tendencia pone el acento en el rostro, con pendientes tamaño XXL inspirados en un universo de fantasía con cuentas de cristal, plumas o metal, pero siempre en singular.

    Un poco de historia

    La moda de llevar un único pendiente está asociada históricamente a la imagen del pirata, que solía llevar un aro dorado, pero no como adorno, sino como amuleto contra naufragios y como símbolo de los peligrosos viajes superados.

    La actriz Emma Watson a su llegada a los Globos de Oro. EFE/EPA/PAUL BUCK

    La actriz Emma Watson a su llegada a los Globos de Oro. EFE/EPA/PAUL BUCK

    Hoy en día, el pendiente sube a la pasarela desgajado de su pareja con el mismo ADN canalla, en las propuestas de firmas como Givenchy, que se adentra en el reino animal con pendientes en forma de cuerno; Louis Vuitton, que retoma el imaginario de los bucaneros con un aro del que cuelgan formas geométricas, o Celine, que propone un “collage” de elementos sin orden ni concierto.

    Y es que los pendientes son uno de los elementos de joyería “que más fantasía han acumulado a lo largo de su historia”, explica a Efe Estilo la conservadora de la colección de joyas del Museo del Traje, María Antonia Herradón, que liga su evolución a “las modas de los peinados y los escotes”.

    “Esta joya -explica- es un elemento que se ha utilizado a lo largo del tiempo para llamar la atención y mostrar la riqueza que uno tiene, aunque indica muchas cosas más. No deja de se un modo de llamar la atención, significarse y decir, ‘¡Aquí estoy yo!’”.

    Mirando al Barroco

    El “menos es más” no va con el pendiente en solitario. Este complemento permanece en la estética barroca que ha impregnado el universo de la joyería en las últimas temporadas, con piezas recargadas, inspiradas en la época del Romanticismo.

    Cuajado de cristales de vivos tonos, que forman preciosos mosaicos de destellos; como un ramillete de plumas que retrotraen al imaginario de los nativos norteamericanos, o en forma de guirnalda de figuras geométricas inspirada en la estética Bauhaus. Todo vale para alegrar los sobrios lóbulos.

    La tendencia marca además una talla XXL: se alarga hasta el infinito, supera su largo habitual y toca el hombro, destacando por encima del resto de accesorios, aunque en ocasiones también acortan su largo y aparecen como un “earcuff”, un nuevo modelo de pendiente, que ocupa parte o la totalidad del cartílago.

    Jennifer Lawrence durante la presentación de "Los Juegos del Hambre"/ EFE/EPA/ETIENNE

    Jennifer Lawrence durante la presentación de «Los Juegos del Hambre»/ EFE/EPA/ETIENNE

    De la alfombra roja a la pasarela

    Como todo “must” que se precie, a las “celebrities” les ha correspondido un papel fundamental en el auge de este complemento.

    Actrices, modelos y “celebrities”, como Angelina Jolie, Mary-Kate Olsen, Emma Watson o Jennifer Lawrence, lo han llevado en sus distintas apariciones en la alfombra roja.

    En el caso de la protagonista de “Maléfica” como una guirnalda de brillantes blancos, y en el caso de las dos últimas, como un pequeño “earcuff” de tonos brillantes, que aporta frescura y rebaja en sobriedad al atuendo de la alfombra roja.

    Pero no todo vale, los pendientes solitarios deben incluirse en el “look” con cierta maña para que no parezca que, simplemente, el otro pendiente ha quedado olvidado en el joyero. Por eso, en ocasiones, es necesario acompañarlo con un pendiente mucho más minimalista y de reducido tamaño, como una pequeña perla o un cristal de Swarovski. EFE

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