Aires nuevos para Schiaparelli

  • Bertrand Guyon airea Schiaparelli con una colección que respira barroco, tartán y tonalidades metálicas para el próximo otoño-invierno.

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    En un decorado que emulaba un teatro del París de 1930 ubicado en la plaza Vendôme, el modisto recuperó el famoso fucsia “shocking pink”, el pelo de cabra, que en la época de la fundadora era de mono, y dibujó estampados que recordaban a los de Marcel Vertès y Christian Bérard, artistas que colaboraron con ella.

    Su visión de la firma pasa por mitigar la excentricidad y la riqueza de los detalles para estimular los cortes y, sobre todo, los materiales.

    Así, desarrolló brocados de charol, prendas de pieles de visón y zorro articuladas en dibujos de “patchwork” de colores, se deleitó con los bordados, tejió guipur de azabache e invitó a la pasarela a un género acolchado, que se suele utilizar en los edredones, para dar forma a un cálido abrigo.

    La paleta se declinó en todo tipo de metalizados, desde el oro, plata, titanio, platino o marcasita en un debut que revalorizó los arabescos y los cuadros del tartán.

    Algunos detalles, como una cerradura, un ojo, algunas estrellas o un corazón atravesado por una flecha, además de una cartera con forma de mano, recordaron a Elsa Schiaparelli.

    Guyon puede presumir de haber trabajado para algunas de las firmas más reputadas de alta costura, como Givenchy, Christian Lacroix o, más recientemente, Valentino, donde ostentó el cargo de director de diseño.

    Este recorrido profesional le ha permitido forjarse junto a algunos de los modistos más reconocibles y reconocidos de las últimas décadas, como John Galliano, Alexander McQueen o Hubert de Givenchy, quien trabajó con Elsa Schiaparelli durante cuatro años.

    Foto: EFE

    Foto: EFE

    Ahora le ha llegado el momento de tomar el timón de una “maison” con una identidad muy marcada, gracias a los fantásticos desvaríos surrealistas de su fundadora.

    La firma sigue desperezándose de las seis décadas transcurridas entre el cierre del taller en 1954 hasta el regreso a la pasarela con el grupo Tod’s en 2014.

    El diseñador italiano Marco Zanini asumió el reto de ese primer desfile y dejó volar su imaginación para actualizar los códigos de la casa a una época en que resulta difícil sorprender y que, sin embargo, recibió con admiración su trabajo.

    Tras firmar dos colecciones, Schiaparelli anunció que ponía fin a la colaboración con el modisto, sin explicar las razones de la ruptura, y la continuidad recayó en manos del equipo interno que imaginó la colección presentada en enero.

    Cuatro meses después, Guyon fue nombrado director de diseño y hoy pudo compartir con el público, en el que se encontraba la actriz estadounidense Meg Ryan, su visión de la modista que experimentó con la fantasía en el periodo de entreguerras. EFE

    Foto: EFE

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