- marzo 15, 2013
Tiempo atrás, el conejo era un animal de granja que se criaba para su consumo. Ahora, se ha convertido en un miembro más de la familia en muchos hogares. Existen lugares donde aún consumen conejos, pero la gente toma cariño a estos animalitos y se convierten fácilmente en mascotas muy queridos, sobre todo por los niños.
Por lo general, tienen un carácter tímido. Esto tiene que ver con que en el campo ellos suelen ser el objetivo de predadores como lobos, águilas, zorros o comadrejas, por lo que con el tiempo han desarrollado la actitud de precaución ante cualquier ruido desconocido.
Los conejos tienen sólo dos opciones ante el peligro: darse a la fuga o agacharse simulando estar muerto. En el hogar, se comportan de forma similar. Si percibe ruidos estridentes o muy altos, el conejo se encogerá con las orejas hacia atrás, los ojos abiertos de par en par y temblará todo su cuerpo.
Estas reacciones de seguridad les llevan a marcar el territorio que consideran suyo. En el campo lo harán mediante la colocación de ramas o piedras en torno a una madriguera, o bien mediante secreciones corporales. En su vida casera, junto a nosotros, estos animales considerarán su refugio la jaula. Aunque son animales tranquilos, no son raros los enfrentamientos con sus congéneres por defender su espacio.
Huertas: el paraíso.
A veces, el problema con el conejo es el cuidado del jardín. Él es herbívoro. Su dieta se compone de diversos vegetales, con un componente fibroso importante, es decir, comen mucho forraje y poco grano. A veces, suelen tomarse con los jardines y las huertas simbolizan para ellos el paraíso terrenal.
Consumen 3 a 5 litros de agua al día y se estima que un conejo puede ingerir alimento hasta 80 veces al día. Come en pequeñas cantidades, pero come todo el tiempo. Les gustan las zanahorias y verduras diversas, pero sobre todo, le encantan las lechuguitas frescas del jardín.
Fuente: http://mascotas.facilisimo.com