“Atómica”, la película que redefinió el rol de la mujer en las películas de acción

  • Con la actuación de Charlize Theron, la película no solo ofrece entretenimiento de alta calidad, sino que también redefine lo que significa ser una heroína en el cine.

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    Atómica (2017), dirigida por David Leitch y protagonizada por Charlize Theron, es una película que rompió esquemas dentro del género de acción, destacando no solo por su estilo visual y secuencias de combate, sino también por presentar a una mujer como heroína indiscutible en un entorno típicamente dominado por hombres. La película, basada en la novela gráfica The Coldest City de Antony Johnston y Sam Hart, combina espionaje, adrenalina y una estética ochentera para entregar un producto fresco y poderoso.

    Theron interpreta a Lorraine Broughton, una agente del MI6 enviada a Berlín durante la Guerra Fría para recuperar una lista de agentes dobles. Lorraine no es la típica heroína de acción que se apoya en clichés de vulnerabilidad o rescates externos. Es inteligente, letal y completamente independiente, con habilidades físicas que rivalizan con las de los personajes masculinos más icónicos del género, como Jason Bourne o James Bond.

    Lo que hace destacar a Lorraine es su complejidad. No es una superheroína sin fallos; es humana, capaz de sentir dolor, tanto físico como emocional, pero sigue adelante con su misión. Su capacidad para luchar, sobrevivir y planear estrategias no es decorativa, sino esencial para la narrativa, y esto refuerza su lugar como una figura icónica en el cine de acción contemporáneo.

    Bajo la dirección de Leitch, conocido por su experiencia en coreografía de acción en películas como John Wick, Atómica lleva las secuencias de combate a otro nivel. Uno de los momentos más memorables es la pelea en las escaleras, filmada en un impresionante plano secuencia que combina intensidad, realismo y brutalidad. Lorraine no pelea como un personaje que está por encima de las leyes de la física; su estilo de lucha refleja un desgaste real, con golpes que dejan cicatrices y movimientos que parecen auténticamente aprendidos en el campo.

     

    Dejando huellas en el cine

    Theron, quien realizó gran parte de sus escenas de acción, entrenó arduamente para darle a Lorraine un aire creíble de profesionalismo. Este compromiso físico no solo añade realismo a las peleas, sino que subraya la importancia de contar con actrices que estén dispuestas a desafiar las expectativas del género.

    La película no solo destaca por su acción, sino también por su estilo visual. Ambientada en el Berlín de 1989, justo antes de la caída del Muro, el ambiente está cargado de tensión política y cultural. La cinematografía utiliza luces de neón, sombras pronunciadas y colores saturados para crear un mundo donde la traición y el peligro acechan en cada esquina.

    Además, la banda sonora, con éxitos de la década de los 80 como Blue Monday de New Order y Under Pressure de Queen y David Bowie, transporta al espectador a la época, complementando la atmósfera de espionaje y añadiendo una capa de nostalgia.

    Atómica marcó un momento importante para las películas de acción protagonizadas por mujeres. Si bien hubo predecesoras como Ellen Ripley (Alien) y Sarah Connor (Terminator), Lorraine Broughton representó una evolución del concepto de heroína. No está definida por relaciones románticas ni por la necesidad de proteger a otros; su misión y supervivencia son suficientes para sustentar la trama.

    Theron, quien también fungió como productora, dejó claro que las mujeres pueden liderar grandes producciones de acción sin depender de tropos convencionales. Su trabajo en Atómica inspiró más proyectos centrados en heroínas independientes, contribuyendo a una mayor diversidad en el género.

    Atómica es mucho más que una película de acción; es un manifiesto visual y narrativo que prueba que las mujeres pueden dominar el cine de acción con fuerza, autenticidad y estilo.

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