Aprendé a ser la médica de tu bebé

  • Alcanzar como padres la confianza necesaria para resolver los problemas cotidianos de los niños es un camino duro y complicado. “El médico de mi hijo” es un libro que repasa las inquietudes más frecuentes para que los servicios de urgencias no se llenen de miles de “por si acaso”.

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    “Mi hijo es único”. Todos los padres lo piensan pero, en muchas ocasiones, a esto se le une la obsesión por la salud de los pequeños y la creencia irracional de que lo que le sucede a un bebé siempre es grave y debe tratarse cuanto antes. Afortunadamente, los pediatras tratan cada día a docenas de esos niños y saben que lo que a unos padres les parece un drama no es más que un problema sin importancia.

    EFE/Felix Kästle

    EFE/Felix Kästle

    El pediatra Jesús Martínez comparte en su libro los consejos con más sentido común y menos preocupación.

    “Evidentemente, los padres son los actores principales en la vida del recién llegado. Ellos son los protectores y cuidadores, ya que, además de darles de comer y proporcionarles un futuro, tienen la función de que salgan adelante y que la salud reine en su día a día. Sin los padres, el bebé no es nada“, afirma.

    Consulta como sinónimo de obsesión

    Hoy en día, los padres están más que informados e Internet es una de las fuentes más comunes de consulta. Sin embargo, la red aporta conocimientos basura, por lo que resulta difícil saber qué es correcto y qué no lo es. La consecuencia es que los pediatras están perdiendo su papel en la salud de los niños y los padres sabios están cada vez más presentes. “Consulte con su médico” se ha convertido en la frase de moda, pero lo cierto es que no todo tiene solución o no todo la necesita.

    ¿Cada cuánto se recomienda hacerle una revisión al bebé?

    “Lo menos posible. Acudir a centros de salud o a cualquier lugar donde hay gente enferma supone un riesgo añadido de contagios. Cuanto más autónomos y seguros sean los padres, menos necesitarán la colaboración por parte del profesional. Si el niño está bien, está bien y no hay necesidad de consultar con el médico”, asegura el pediatra.

    Hay que cumplir con los calendarios de vacunación que los centros sanitarios nos proponen y con esas visitas puede haber más que suficiente.

    ¿Instrucciones o sentido común?

    “Hay que olvidarse de las pautas y de todas las reglas. Aplicar el sentido común es la mejor de las soluciones y lo ideal es aplicar la sencillez y la naturalidad a la hora de cuidar a los niños. No hay ningún aspecto especial que haya que controlar, sino que tenemos que dedicarnos exclusivamente a ayudarle en su crecimiento”, explica Jesús Martínez.

    Cuantas menos tareas se les impongan a los padres, el estrés será menor y todo será mucho más llevadero. A pesar de esto, los padres sí deben tener en cuenta algunos puntos:

    La autoridad:

    Los padres deben ser los dueños de la potestad de sus hijos. Es cierto que el entorno y la familia están siempre al acecho y ejercen mucha presión, pero el padre y la madre no deben perder la oportunidad de hacer lo que quieran con su pequeño. Es mejor que hagan lo que consideren oportuno, ya que mientras ellos tengan la tutela, tendrán que tomar decisiones importantes sobre su vida.

    La alimentación:

    Lo más normal es que la lactancia a demanda sea el mejor método durante los primeros seis meses, pero, ¿qué es a demanda? Significa huir de horarios y rigideces, pues el recién nacido no va a comer más de lo debido por gula ni por influencias sociales.

    “Hay que ocuparse de la calidad y dejar que el bebé se ocupe de la cantidad. Cuando se llene, parará o se quedará dormido y volverá a demandar cuando sienta hambre”, dice el experto en pediatría.

    Jesús Martínez, pediatra y autor de “El médico de mi hijo”/Foto cedida por Planeta

    Jesús Martínez, pediatra y autor de “El médico de mi hijo”/Foto cedida por Planeta

    El chupete:

    Está comprobado que protege contra el síndrome de muerte súbita. Es un objeto que les entretiene, así como relajante y ansiolítico. “Uno de los mitos es que hay que esterilizar el chupete, pero esto es falso”, subraya el pediatra. Además, se trata de un elemento que no altera el ritmo de lactancia.

    El sueño:

    “Ha de ser una rutina; los padres deben enfrentarse con calma a la hora de dormir de sus hijos. Es verdad que, hasta que el ser humano se relaja, se tarda un tiempo y hay que respetar las necesidades de sueño de cada niño”, resalta el médico.

    Hay que preparar a los bebés para dormir con un ritual que haga que entren en un estado de relajación y que les ayude a descansar. Es necesario ofrecer seguridad y confianza para ir asumiendo la rutina del sueño.

    Las alergias:

    Son un misterio y las hay a todo tipo de alimentos y exposiciones. “Cada vez hay más alergias. Hay también muchas teorías que explican este fenómeno, aunque lo que ocurre es que, al alejarnos de la naturaleza y meternos de lleno en las ciudades, cada vez se nos hace más extraño el contacto con plantas y animales”, dice el experto. ¿El mejor consejo? Tratarlas sin neurosis.

    Los dientes:

    “Estos son los culpables de todo lo que le pase al niño en el primer año y medio de vida, pero es un proceso que no se debe medicalizar. Es lo que se llama tirar de placebo: calmantes a base de gotas de paracetamol untadas en las encías, como si para un dolor de cabeza valiera restregarse por la sien una aspirina”, aconseja Jesús Martínez.

    Lo más común es que el primer diente salga a los 5 meses, pero ya no es rara la consulta por no tener ningún diente a los 12 meses. Sin embargo, incluso esto es normal y al final todo el mundo tiene dientes.

    El percentil:

    Es una medida estadística que se puede interpretar por el profesional según las variaciones bruscas que haya habido en el tiempo. Con los pesos sucesivos que se van viendo en las revisiones, nos pueden dar cierta información, pero por sí solos no sirven de nada. Pesar demasiado a un bebé suele acarrear ansiedad porque la cifra que arroja la balanza no cumple las expectativas ideales.

    La fiebre:

    Hemos desarrollado pánico a la temperatura elevada, pero lo que no sabemos es que la fiebre es un mecanismo de defensa para eliminar gérmenes. Si el pequeño está molesto, le duele algo, llora o se queja, tendremos que ayudarle con alguna medicación en su justa medida.

    La fiebre no mata, sino que es nuestra aliada en la lucha contra la infección. EFE/ PAZ OLIVARES

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