Recuérdalo 1 y 2

  • Un año, un día y en un momento dado, viaje de placer peeero ¡que viaje!, ahora que lo pienso, solo me causa risa…¡mucha risa!, pero en ese instante moría de coraje.

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    Partimos de la terminal de ómnibus, diferente a la forma de otros viajes con destino a una hermosa playa de Brasil, un viaje largo pero distinto y ¡muy distinto! Les contaré por qué…

    Recuerdo que mis acompañantes eran de mis afectos, no los nombro por que no vienen al caso; emprendimos el viaje con varias paradas pero como íbamos de paseo no vimos mucho problema en eso y mucho menos tener problemas con nadie. Pero todo empezó en el lugar que yo siempre creí que era el mejor porque aparte del baño tenía la conservadora donde teníamos bebidas «espirituosas», ustedes me entienden, pero no contaba con lo que iba a suceder.

    Éramos 45 pasajeros, muy entusiastas y dispuestos a tener un lindo viaje e inolvidables  vacaciones,  pasado cierto tiempo y con justa razón los pasajeros empezaban a desfilar por el pasillo con destino al pequeño baño. Me toco servir de portero pero fue hasta un buen momento ya que empezaba a conocer los que iban hacer mis compañeros de viaje.

    Como una atención y también para ahuyentar los olores del momento recurrí a un buen aerosol para repeler los olores del momento…peeero pasado algún tiempo déjenme y les cuento, el olor se hizo más fuerte, se me ocurrió asomarme y que veo por Dios un enooorme «recuerdo» y bien grande tire la puerta con tal violencia que todos me miraron, los de mis afectos me preguntaron ¿qué te paso? A lo que respondí una enorme y hermosa  ¡señora! dejo un enorme «recuerdo»

    ¿Quién sería la última persona que entró? Preguntaron, a lo que respondí, la mujer del  asiento Nª22 y ¿cómo lo sabes? preguntaron, porque van 2 veces que entró.

    Todos concuerdan en decírselo al conductor y así lo hicimos hasta que en la parada próxima el baño fue aseado. Luego de esto todos contentos continuamos con el viaje de una manera más tranquila.

    2 horas después, ¿quienes empezaron a entrar al baño? Nada más ni nada menos que las mujeres del asiento Nª22 y el desagradable olor comenzaba nuevamente. Ya siendo la tercera vez me animé a preguntarle amablemente a la enorme y hermosa señora si tenía algún inconveniente a lo que lo que me responde que evidentemente padecía de cistitis (incontinencia urinaria).

    Comprendiendo por la situación que pasab a le recalqué que utilizará el sanitario sólo para el “uno” y que para el “dos” avisara al conductor. A lo que ella respondió: ¡claro, por supuesto!

    Pero luego de cinco minutos el olor se volvió insoportable y decidí revisar el sanitario encontrándome con una desagradable sorpresa que me hizo olvidar hasta mi nombre, por lo que me vi obligada a colocar un cartel con la leyenda “inhabilitado”, no sin antes avisarle al conductor para no pecar de soberbia.

    En un momento dado ¿a quién veo venir por el pasillo? ¡oh no! era la enorme y «hermosa» señora del asiento N» 22,  pero antes de abrir la puerta le dije que el sanitario estaba clausurado a lo que me pregunta del por qué y me vi obligada a responderle que se debía al desagradable “recuerdo» y no creo que usted pueda utilizar el baño. Entonces la mujer pregunta ¿y quién lo dice? ¡Pues yo! La que está soportando el olor nauseabundo. Pero sin inmutarse insiste en ingresar, hasta que vuelve a hacer lo mismo pero no sin antes colocarse los dedos en la nariz e ingresa.

    Todos nos quedamos sorprendidos y se generaron todo tipo de comentarios en voz baja hasta algunos otros irreproducibles.

    El viaje concluyó con un cambio de ómnibus peeero ese es otro cuento….menos mal que la enorme y hermosa señora del asiento N» 22 no iba para el mismo lugar al que iba yo, porque hubiera sido catastrófico. Recordar  verla y  soportar lo que ese día viví y no lo olvido hasta hoy.

    Eso sí, fuera de esa mala experiencia, hice muchos amigos que hasta el momento eran desconocidos. Para las que tuvieron la oportunidad de viajar y estar cerca del sanitario, sabrán por lo que pasé y más de una va a concordar conmigo en que es muy desagradable tener que soportar un largo viaje en esas condiciones y con personas que no entienden que el «1» es para el pi y el «2» es para el po.

    ¡Hasta el próximo viaje! Eso creo…

     

    Sonia Inés García de Huerta

    soni52010@hotmail.com

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