- marzo 9, 2013
Hoy no he podido traer el auto al trabajo, por lo que decidí tomar el bus. Cuando vi que venía uno de esos coches nuevos de la línea 29 se llenó de alegría mi corazón. Pero la alegría es eterna mientras dura y dura 2 segundos. Paró el colectivo y subí sonriente, pero fui sofocada por un olor a pis que salía desde el interior. Imagínense, a las 7.00 de la mañana, me había levantado sin desayunar. Me dio asco y espasmo en el vientre. Entonces, me pregunté cuándo será el día en que en este país podamos tomar un colectivo de manera decente. La higiene de los buses debería de ser un tema abordado desde la Salud Pública, no es que tengamos que vivir en una burbuja, siempre que entramos en contacto con la gente nos exponemos a diversas clases de virus y bacterias en los transportes públicos. Pero, mínimamente se les debería obligar a los empresarios a que laven todos los días los buses a la mañana o les pasen un trapo de lavandina a los asientos.
Sólo en este país, los empresarios del transporte hacen lo que se les canta. Se les ha dado subsidios, se les ha dado dinero de bancos y ellos luego se declararon en quiebra. Lo más terrible es que sabemos que con el tema de transporte siempre corremos el riesgo de la impunidad, ya que la mayoría de los dueños de los colectivos son los señores que se sientan en el congreso. Que hacen lo que quieren…que hasta tu voto invalidan porque ahora también se ha dado que vos podés votar un presidente, pero tu voto no sirve, porque si ellos se ponen de acuerdo. Lo sacan. ¿Qué hacemos? No estoy de acuerdo con la violencia, pero en algún momento tenemos que reaccionar o buscar una forma de que nos respeten.
A veces, cuando pienso en los trenes eléctricos que se modernizaron –con todas sus precariedades- en el caso de la Argentina. No fue porque era sólo voluntad del gobierno de turno, sino porque cuando se descomponía un tren, la gente empezaba a golpear y romper los trenes y armar quilombo. No digo que sea el ejemplo, pero ahora los trenes eléctricos llegan a diferentes y lejanos lugares del Gran Buenos Aires porque los usuarios exigían un transporte más decente y más eficiente.